Estigmas es otra ventana indiscreta, otra puerta al universo paralelo de la existencia, que Juan Suárez Blanco coloca, con alevoso desenfado frente a nosotros.
En esta exposición, abierta en el Palacio de Lombillo durante la XII Bienal de La Habana y ahora por pocos días en el Museo de Arte Colonial, en La Habana Vieja, cada uno de sus cuadros son atmósferas complejas, historias antiguas con continuidad presente y futura, porque el creador pinareño encontró una fórmula para desde la provocación de la imaginación, de la abstracción matérica, ponernos en contacto con esas huellas, heridas, cicatrices, desgarraduras, que la vida y sus avatares van dejando a su paso y marcan una identidad muy determinada.
La diestra curadora Noemí Díaz Vilches no renuncia, tampoco esta vez, a develarnos rotundos tesoros de las artes plásticas isleñas, como es este caso, con el cual hilvana un discurso fascinante, propone una vía de descubrimiento y regala una sorprendente novedad para la gran mayoría de los amantes de la visualidad criolla.
Detenerse ante sus piezas, que retan la bidimensionalidad, desbordan los marcos y trazan sendas profundas hacia diversos planos, constituye toda una aventura existencial cognoscitiva.
Resulta que Juan es auténtico y encontró el raro equilibrio de poner a dialogar la materia, la superficie pictórica con la existencia y sus huellas, y como un taumaturgo que nos pone ante un panorama sobre el cual el hombre, desde cuando como género humano tuvo conciencia de sí mismo, se sigue cuestionando temas esenciales.
Historia sin huellas no es historia y esos estigmas que deja el existir somos nosotros; esos metales carcomidos, esas chorreaduras, esos planos que conminan a la exploración de las entrañas de un agujero negro luminoso, son retos existenciales; son historias de vidas, que también pueden ser las nuestras.
Estigmas, huellas, surcos, desgarraduras, trozos de piel, de cuerpos, de almas que la existencia en su implacable factura pasa a todos. Historias que sirven de raíces, que alumbran y evidencian los riesgos que vivir entraña y que hay que correr si de veras se quiere vivir.
A Juan Suárez Blanco parabienes porque desde su perspectiva creativa arroja luz y hace reflexionar; hace dialogar con la vida y sus riesgos; uno de los caminos más auténticos para empeñarse en la difícil y fascinante tarea de vivir, a pesar de todo.
Pintor, dibujante, grabador, Suárez Blanco (1953), licenciado en artes visuales en 1992, tiene a su haber una veintena de exposiciones personales y obras en colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, en Estados Unidos, España, Italia ,México, Perú, Puerto Rico , Brasil, Canadá, Alemania , Francia y Japón.
Octavio Borges Pérez| Foto: Cortesía de Noemí Díaz Vilches
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29 Noviembre -0001
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hace 2025 años