El reto permanente de los maestros

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Yasel Toledo Garnache
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21 Marzo 2017

El reto permanente de los maestros

Hace algunos días me buscó un profesor con varias décadas de experiencia en el magisterio, para hablar sobre el trabajo Combinación peligrosa, publicado por la Agencia Cubana de Noticias (ACN) el 20 de enero último y, luego, por el semanario La Demajagua, de la provincia de Granma.

Ya había leído sus criterios llenos de luz en cuatro páginas manuscritas con el encanto de la sinceridad. Y conversamos durante poco más de una hora sobre el reto permanente de enseñar y contribuir a la formación de las nuevas generaciones.

Los que escribimos en la ACN siempre agradecemos las exposiciones de otros criterios e ideas, porque nuestros textos suelen tener como objetivos fundamentales motivar las reflexiones, provocar diálogos colectivos y la búsqueda de soluciones. Escuchar a los lectores nos alimenta y enriquece.

El abnegado maestro, el cual volvió a las escuelas a pesar de estar jubilado, refirió otros elementos relacionados con el tema fundamental de aquel comentario.

Reconoció que muchas veces los alumnos copian y pegan información de artículos de Internet o libros digitales y la presentan como propia, lo cual en ocasiones es percibido por ciertos profesores, sin embargo no afectan demasiado las notas de la evaluación.

Coincidió en que los educandos deben contrastar fuentes, aprehender los saberes, sacar conclusiones personales y hacer aportes, e incluso, contradecir los planteamientos de algunos autores, con ética, responsabilidad y suficientes argumentos.

Narró anécdotas personales y dijo que existen indisciplinas graves, varios adolescentes y jóvenes no se esfuerzan por aprender, y sus padres casi nunca participan en reuniones, todo lo cual le duele mucho.

La labor de los maestros es fundamental para el presente y futuro de la nación, pues tienen la responsabilidad de enseñar a las nuevas generaciones más que cálculos, ecuaciones, fechas históricas y gramática. Deben contribuir a su formación como revolucionarios y buenas personas, como hombres íntegros y aspirantes a la superación infinita.

Cada profesor debe esforzarse al máximo en las clases para transmitirles conocimientos y enamorarlos de los contenidos, pero también exigirles disciplina y ser rigurosos en las evaluaciones.

Regalar las notas jamás constituirá una opción favorable. La promoción de los alumnos siempre tiene que ser resultado de sus conocimientos.

Mientras presiono el teclado recuerdo a Hernán, Amparo, Solángel, Chely, Adita, Rafael, Eduardo, Carrillo, Fabio, Beatriz y otros que nos enseñaron mucho, con “mano dura” y también con abrazos y felicitaciones, porque celebraban cada éxito de sus discípulos como suyos.

Durante los días, en la escuela primaria Julio Díaz González, de El Bongo, en el municipio granmense de Media Luna, solíamos quedarnos hasta tarde entre libros y proyectos académicos que, en ocasiones, compartíamos con pobladores de la comunidad, y nos sentíamos orgullosos, íbamos a sitios históricos y queríamos aprender más.

Luego, en la secundaria, el preuniversitario y la Universidad las sensaciones agradables permanecieron.

Aclaro que todos los educadores no merecieron la máxima calificación, por eso es tan importante la superación de ellos también, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías, la capacidad para motivar y la creatividad para impartir las clases, según las características de los grupos y de las individualidades.

Los padres y los demás integrantes de las familias deben contribuir siempre al aprendizaje de los pequeños y adolescentes, estar al tanto de sus resultados, aconsejarlos y mantener el vínculo con los centros escolares, pues el resultado final será de todos.