El ejemplo de Niceto Pérez García en el recuerdo de los cubanos

Compartir

ACN - Cuba
Yamilka Álvarez Ramos | Foto: Archivo
267
15 Mayo 2025

   El campesinado cubano tiene en la figura de Niceto Pérez García, un símbolo de lucha y resistencia por la defensa del derecho a la tierra. Murió asesinado a manos de la guardia rural, el 17 de mayo de 1946, a la edad de 38 años.

   Aniceto, su nombre real, nació en Güira de Melena el 27 de marzo 1908, según el Registro Civil, aunque varios familiares aseguran que vino al mundo más de un año antes, el 20 de marzo de 1907.

   Sus padres provenían de las islas Canarias y al igual que otros campesinos de aquella época, padecieron duras privaciones en la búsqueda del sustento.

   Según la historia, siendo pequeño aún Niceto, la familia trató de conseguir en Las Villas el terreno para establecer su estancia, pero no lo consiguieron. Se trasladaron entonces en 1920 a Oriente y se asentaron en condición de precaristas en Juan Jutía, zona enclavada en un extremo de El Vínculo, en la provincia de Guantánamo, entre los poderosos latifundios Ermita Company, Guantánamo Sugar y Lino Mancebo.

   Fue en ese lugar que Niceto creció, bajo las influencias de las luchas campesinas locales de pobladores del Realengo 3, en las zonas de Cabaña, Sierra de Canasta, El Sitio, Maca, Arroyo Negro, San José, Limones y El Vínculo, donde se peleó desde 1920 en defensa de sus tierras y cultivos de café y otros frutos, frente a las pretensiones de desalojos de latifundistas y compañías foráneas.

   Ya adulto, Niceto Pérez García se había convertido en humilde campesino trabajador de la tierra, amigo personal del mambí Lino Álvarez, respetado por todos por su firme conducta ciudadana en defensa de sus derechos y de los habitantes del Realengo 18, bajo el grito de “¡Tierra o sangre!”

   El 24 de abril de 1944, la Federación Campesina de Oriente denunció al ministro de Agricultura por una nueva amenaza de desalojo contra las 128 familias de la zona que laboraban las tierras como precaristas durante más de dos décadas y expuso que la compañía agrícola e industrial Maca había enviado a sus hombres a cercar las fincas de los agricultores para arrebatárselas.

   Los residentes se enfrentaron a los testaferros y agrimensores de la compañía, que presidía Lino Mancebo, con activa resistencia, bajo la guía de la Asociación Campesina, lo cual resultó en gran movilización de los trabajadores del campo; se detuvieron las pretensiones de los latifundistas y los campesinos lograron mantener sus parcelas.

   Esa significativa movilización contó con la presencia de Niceto Pérez, quien ya era activo integrante de la Asociación Campesina y férreo oponente a todo tipo de abusos y atropellos contra los pobladores rurales. Su firme actitud le ganó el odio de los geófagos y testaferros; específicamente Lino Mancebo se propuso doblegarlo, con los métodos más brutales.

   El 17 de mayo de 1946, luego de múltiples provocaciones, Niceto, que se encontraba con sus dos hijos menores trabajando en su pequeña finca María Luisa, de la hacienda El Vínculo, fue asesinado a balazos por un integrante de la Guardia Rural, perteneciente al Escuadrón de Alto Songo.

   Niceto Pérez García cayó muerto casi al llegar a su bohío, corrió loma abajo desde sus sembrados y gritó: "¡Mancebo y los guardias me han matado!". Eran alrededor de las nueve y 30 de la mañana.

   Más de 50 kilómetros recorrieron los campesinos con el ataúd desde esa zona campestre hasta el céntrico parque José Martí, de la ciudad de Guantánamo y en gran concentración expusieron su decisión de continuar su lucha por la tierra hasta conquistar el respeto a su derecho y que no existieran matones como los Mancebo y compañía.

   El crimen provocó la inmediata respuesta de fuerzas de izquierda y del movimiento obrero y estudiantil del país, que denunciaron y condenaron lo ocurrido.

   En Guantánamo se movilizaron trabajadores ferroviarios, obreros azucareros, empleados del comercio, profesionales e intelectuales, y estudiantes, encabezados por el Instituto de Segunda Enseñanza, que tomaron las calles de la ciudad y efectuaron un sentido acto en manifestación de duelo, en el parque José Martí.

   La respuesta a ese vil asesinato puso de manifiesto la madurez política que prevalecía en las fuerzas obreras, estudiantiles y campesinas de la región, y obligó a las autoridades a detener y procesar al asesino.

   A 13 años exactos del asesinato de Niceto Pérez, el 17 de mayo de 1959, Fidel Castro firmaba en La Plata, de la Sierra Maestra, donde estuvo la Comandancia del Ejército Rebelde, la Primera Ley de Reforma Agraria, la más importante y trascendente aprobada luego del triunfo de la Revolución.

   Con esa legislación, se les otorgaban las tierras a los campesinos cubanos, sus legítimos dueños, con lo cual se respondía a uno de los problemas más necesitados de solución planteados por el Líder en La Historia me Absolverá y se honraba la sangre derramada por Niceto Pérez.

   La Ley de Reforma Agraria decidió la distribución de tierras a los campesinos no propietarios (arrendatarios, subcolonos, colonos, aparceros y precaristas) y consolidó la pequeña propiedad agrícola, al eliminar, por primera vez en Cuba, los arrendamientos en dinero y en especias.

   Unas 200 mil familias campesinas fueron beneficiadas y poco más de cinco millones de caballerías y más de 100 mil campesinos recibieron sus títulos de propiedad.

   Fue Engracia Blet Plumier, de Baracoa, quien recibió el 30 de noviembre del 59  el primer título de propiedad de la tierra entregado por el Instituto Nacional de Reforma Agraria, y firmado por el Comandante en Jefe.

   Fidel pronunció un discurso el 17 de mayo de 1961 en la clausura de la Plenaria Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en el Parque Exposición de Rancho Boyeros, coincidiendo con el Segundo Aniversario de la Promulgación de la Reforma Agraria. Allí se fundó la Anap y quedó establecido el Día del Campesino cubano, fecha que también evoca a Niceto Pérez García.