Cuba, frente al reto del déficit de maestros

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Andy Hernández Nieves | FOTO Archivo
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23 Junio 2015

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Varias provincias como La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila y Camagüey presentan déficit de maestros en las enseñanzas elementales, media y media superior, lo cual las obliga a aplicar variantes que afectan el proceso docente educativo.
   Por solo citar un ejemplo, en territorio camagüeyano para el próximo período lectivo existe un déficit superior a los mil docentes, y en el actual curso escolar, de más de 800 plazas afines al perfil pedagógico que ofreció el Ministerio de Educación Superior, solo 44 fueron solicitadas en la primera convocatoria a los exámenes de ingreso.
  ¿Por qué los estudiantes de preuniversitario obvian en su mayoría la posibilidad de cursar una de estas especialidades?
   Disímiles son las respuestas a esta interrogante, pero seguro muchas se referirían a cuestiones salariales o condiciones de trabajo, las cuales sin dudas pueden ser una de las causas.
   Cierto es que la remuneración de la mayoría de los obreros y profesionales del país es insuficiente para satisfacer las necesidades básicas del ser humano, pero llama la atención que precisamente en el sector educacional está una de las más decorosas, y , sin embargo, los alumnos de bachillerato prefieren otras opciones.
   Entonces el problema, aunque pueda ser de índole material, es también subjetivo y pasa por aristas como orientación y formación vocacional, reconocimiento social de la profesión, e incluso un autoreconocimiento de los educadores acerca del impacto instructivo y formador de su labor en las nuevas generaciones de cubanos.
   Múltiples son las alternativas que ejecutan los directivos del sector en las localidades para paliar la falta de maestros, entre las cuales se ubican la sobrecarga docente y las graduaciones de las escuelas pedagógicas para las enseñanzas preescolar, primaria y especial.
   La contratación a tiempo parcial de otros profesionales y la inserción de estudiantes universitarios en las aulas, también constituyen variantes, las cuales si bien resuelven, a su vez atentan contra la rama formativa del proceso de enseñanza-aprendizaje.
   En el caso de las contrataciones, estas pueden conducir a la inestabilidad de los claustros de profesores, y que un estudiante reciba en el salón de clases a más de un docente de la misma asignatura durante un curso escolar, por lo que la garantía continúa siendo las promociones de las Universidades Pedagógicas.
   Mercedes Escudero, directora de Educación en la provincia agramontina, comentó que a partir de investigaciones realizadas por su Ministerio se detectó que entre los valores más deteriorados en los educandos de secundaria básica y preuniversitario, se encuentran la responsabilidad y la laboriosidad, cuestiones preocupantes para toda la población.
    El compromiso de instruir y educar recae fundamentalmente en la escuela, en el maestro que está frente al aula y se convierte en guía y paradigma, pero la sociedad y la familia también deben asumir un rol más protagónico al respecto, más aún cuando el profesor lamentablemente no es el idóneo.
   Graduar nuevos profesionales de la pedagogía constituye hoy un reto para el sistema educativo del país y de su éxito depende en buena medida la recuperación de valores morales y principios éticos deteriorados, problemática en la cual la sociedad cubana tiene el derecho y el deber de colaborar en su solución. (Por Andy Hernández Nieves, AIN)