Evelyn Corbillón Díaz | Foto: Archivo
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15 Junio 2023

 

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Para hacerlos coincidir con los festejos conmemorativos por el medio milenio de identidad nacional, los XVII Juegos Centroamericanos y del Caribe se celebraron en la ciudad de Ponce, Puerto Rico, del 19 al 30 de noviembre de 1993, un año antes de la fecha establecida gracias al apoyo de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe).

Esa urbe boricua compartió la justa con otros 22 municipios, y asistieron 31 naciones, cifra sin precedentes, a partir de la incorporación de las islas Santa Lucía y San Kitts y Nevis, y la ausencia de Dominica.

En solo 10 días se compitió en 32 deportes- el canotaje se disputó en La Habana-, con la inclusión del balonmano, patinaje de carreras y kárate do; en tanto repitieron todos los de la lid precedente salvo el bádminton, señala el ya fallecido periodista Enrique Montesinos en su libro Los Juegos Regionales Más Antiguos.

Cuba llevó la delegación más numerosa de la cita, con 565 atletas; escoltada por la anfitriona (544) y la de México (465); mientras que de los países asistentes 25 se ubicaron en el medallero, uno más que en el evento anterior, y por vez primera en citas centrocaribeñas Aruba e Islas Caimán se agenciaron preseas.

Tras superar la cantidad de 200 metales áureos (227), la mayor de las Antillas se situó nuevamente en la cima del podio por delegaciones, para de ese modo superar en 47 su mejor resultado- de la versión de Ciudad de México 1990- y obtener más oros que el resto de las naciones participantes juntas.

De manera general, los cubanos acumularon botín de 364 medallas (227-76-61), seguidos por los mexicanos, su principal rival en esta justa multideportiva (66-106-68), y Venezuela (23-54-78); los locales finalizaron cuartos (22-53-78).

El atletismo fue la gran atracción del certamen, por los 299 competidores de todas las naciones, aunque se canceló la celebración del salto alto para damas debido a la inasistencia de rivales de un mínimo de tres países.

Ponce será recordado por los más de 100 récords impuestos, algunos a la cuenta de cubanos.

Es el caso de la halterofilia, pues los antillanos Pablo Lara, de la división de 76 kilogramos, y William Vargas (54) a las seis medallas doradas sumaron marcas mundiales en los movimientos de envión (205 kilogramos) y el arranque (123), respectivamente.

Del tiro deportivo también llegaron registros, sobre todo de Vicente de la Cruz (dos oros) y Tania Pérez (2-1-1), dueños de cuatro de las cotas establecidas.

Las marcas corrieron a la cuenta de las modalidades de pistola libre (seis mil 518 puntos), pistola libre por equipos (mil 652), pistola standard (567), en la rama masculina; y en pistola de aire por conjuntos (mil 126) y pistola deportiva por equipos (mil 712), por las féminas.

Asimismo, el deporte rey vio coronarse por segunda ocasión en estas lides- de tres consecutivas- a Javier Sotomayor, con un salto de 2.35 metros; y al marchista Edel Oliva, tras llegar a la meta en 3.55:20 horas.

Liliana Allen se tituló, al igual que tres años atrás, en los 100, 200 y el relevo 4x100 metros planos; la gimnasta Annia Portuondo conquistó seis cetros; y las luchas libre y grecorromana se adueñaron nuevamente de la cima del podio en las todas las divisiones en disputa.

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Los piragüistas Marlo Macheco y Tatiana Valdés se colgaron seis y cinco oros, en ese orden; al tiempo que el polo acuático y el voleibol masculino lograron su octava victoria en línea en estas lides.

Refiere el compendio histórico de Montesinos que entre los deportes con mayor aporte a la cosecha de Cuba figuraron el levantamiento de pesas (29-0-1), atletismo (25-22-9), tiro deportivo (21-9-4), la lucha (20-0-0), el canotaje (19-2-0), la natación (17-5-6), la gimnasia artística (13-6-3) y el judo (13-2-1); así como el boxeo (11-0-1), ciclismo (8-3-3), la esgrima (8-2-3), el kárate (4-2-4) y el tiro con arco (3-3-4). (Evelyn Corbillón Díaz, ACN)