Siempre fui su hijo Chinito y ella una gran madre para mí, asegura el cubano Jorge Luis Hung Torres cuando habla de la heroína Celia Sánchez Manduley, quien no tuvo descendencia propia pero desde pequeña despuntó como protectora y amante de los niños.

La noticia de su muerte fue dura: una herida que aún no cierra, confiesa en este enero que marca el aniversario 40 de la desaparición física de la ejemplar mujer, cuyo ejemplo de entrega, sencillez y amor la sitúa en un lugar privilegiado entre las personalidades más queridas por el pueblo del archipiélago cubano.

Pero 2020 es, también, el año del centenario del natalicio de Celia, y en la conjunción de evocaciones la vida prevalece, porque justamente su existencia y trayectoria revolucionaria hicieron la diferencia, no solo para Chinito, sino en la historia de toda Cuba.

Oriunda del poblado costero de Media Luna, cabecera del municipio homónimo, en la actual provincia de Granma, nació el nueve de mayo de 1920, y junto a la certera guía de sus padres- Acacia y Manuel- forjó un carácter impregnado de humanismo, rectitud, fuerza y consagración a los más puros ideales de independencia patria.

Fiel a sus predecesoras en la tradición libertaria de la nación, conjugó delicadeza, inteligencia y arrojo para llevar a grado superlativo esa apasionada forma de querer a los demás, cuando decidió impulsar una Revolución que hasta hoy sigue luchando por los derechos de los más humildes.
Con ese propósito organizó la red humana que en 1956 salvó a varios de los expedicionarios del yate Granma, entre ellos a Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl Castro.

Como combatiente de la clandestinidad cumplió riesgosas misiones contra la tiranía de Fulgencio Batista, y en 1957 fue la primera mujer incorporada al Ejército Rebelde, en cuyas filas devino verdadera madre para los guerrilleros.

En la Sierra Maestra sobresalió, además, su singular preocupación por salvaguardar hasta los más pequeños y en apariencia insignificantes papeles, que después ayudarían a contar la historia de esa etapa de lucha.

Tras la victoria del primero de enero de 1959, Celia trabajó al lado del Comandante en Jefe Fidel Castro y atendió múltiples responsabilidades, entre ellas la creación de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado de la República de Cuba.

Con su proverbial humanismo e instinto maternal, posibilitó que muchos niños del campo fueran a estudiar a escuelas de la capital del país, cuidando de ellos de manera personal y constante.

Yo tenía 10 años cuando me llevó para La Habana, con la aprobación de mis padres, recordó Hung Torres, quien también agradece a Celia haber podido cumplir el sueño de formarse como mecánico.

Cuando regresó a su natal Marea del Portillo, en el municipio de Pilón, o incluso después de contraer matrimonio e irse a vivir a la ciudad de Manzanillo: “Ella siempre estuvo al tanto de mi bienestar”.

Sus enseñanzas y ejemplo me inspiraron a cumplir misión internacionalista en Angola, en 1979. Hasta el último aliento la recordaré y honraré su memoria con mi más fiel servicio a la Revolución, afirmó.

Numerosos homenajes

Lo mismo en el aniversario de su muerte, acaecida el 11 de enero de 1980, como en ocasión del centenario del natalicio de la querida heroína, toda la nación rendirá homenajes diversos a Celia Sánchez Manduley durante el transcurso del calendario en curso.

De manera especial, con el orgullo de compartir cuna, el pueblo de Granma la evocará en su diario accionar y, además, a través de exposiciones fotográficas, diálogos intergeneracionales, ceremonias de ingreso a la Federación de Mujeres Cubanas y otras actividades políticas, culturales e históricas.

Muestra de profunda admiración y cariño será la restauración y nuevo montaje del museo memorial ubicado en su casa natal, en el poblado de Media Luna, según precisó Rosa María Rodríguez, directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural.

Está prevista a su vez, la rehabilitación de otros sitios de Granma que perpetúan la vida y obra de la destacada combatiente, como el monumento erigido en el Parque de los Mártires, en el propio terruño natal; el conjunto escultórico situado en la escalinata de la calle Caridad, y la Plaza de la Revolución Celia Sánchez Manduley, ambos en la ciudad de Manzanillo. (Por Elizabeth Reyes Tases y Annia Pacheco Palomares, ACN)