En los deportes colectivos, las derrotas duelen aunque sean juegos amistosos -es decir, no oficiales-, máxime si se disputan en casa propia. Pero de los fracasos se aprende a revisar lo sucedido para no repetir los presumibles errores.
Recientemente visitó la Isla el equipo nacional femenino de béisbol de Puerto Rico, bajo la égida del avezado mentor Carlos Ferrer, cuyas discípulas superaron en los seis partidos de confrontación a la selección anfitriona.
Ambas se preparan con vistas a la segunda fase eliminatoria mundialista, que se disputará en Japón del 7 al 17 de septiembre próximo.
El pasado año, Cuba había vencido a las boricuas en la final de la Copa del Caribe disputada en República Dominicana, y luego las alumnas de Ferrer tomaron desquite en el premundial de La Guaira, Venezuela.
Entonces, las expectativas estaban colmadas para este enfrentamiento en el que Puerto Rico lo consiguió todo.
Pero más allá de esas seis derrotas, creo que al mentor cubano Jorge Luis Pimienta le quedaron bien claros algunos "desajustes" que deberá enmendar de inmediato, especialmente en temas como la defensa -se cometieron muchos errores- y el descontrol de varias de sus lanzadoras.
Es cierto que en estos duelos ante las boricuas, muchas de ellas desempeñándose con clubes profesionales en Estados Unidos, el elenco cubano exhibía una mezcla de jugadoras veteranas con chicas que se entrenan para el torneo panamericano sub 23 años, previsto para disputarse del 25 de agosto al 3 de septiembre en La Guaira, Venezuela.
Las alumnas de Pimienta se notaron algo presionadas a pesar de que eran juegos preparatorios. Lo importante será que arreglen "la mira" y los guantes atrapen más pelotas. ¿Que será entonces lo primordial? Que se concentren más en cada renglón.
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Durante esos encuentros, pude compartir la banca con la avezada profesora Margarita Mayeta, al frente del béisbol femenino en Cuba, y sus frases para levantar el ánimo del grupo que estaba a la defensa tenían un denominador común: "No hay apuro, concéntrense bien y después respondemos al bate".
La defensa al campo y el control en los envíos de las lanzadoras, se pueden mejorar con mucho entrenamiento. Pero la concentración no se entrena. Entonces, hay que hablar mucho con ellas, en un colectivo de chicas que, incluso, poseen 16 y 18 años, muy talentosas pero de poca experiencia. (José Luis López Sado, ACN)