Yohandra Gómez Amaró | Fotos: Modesto Gutiérrez Cabo
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13 Junio 2023

 

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En la vivienda identificada con el número 3719, ubicada en la Avenida 42 —Calle Cisneros—, entre 37 y 39, en la ciudad de Cienfuegos, se erige el Museo de la Clandestinidad Hermanas Giralt, uno de los pocos de su tipo en Cuba, donde pervive el recuerdo de las jóvenes Cristina Alicia y María de Lourdes, a 65 años de su cruel asesinato.

De estilo neoclásico, construida de ladrillo y tejas, con un único piso en forma de L, la casa natal de las heroínas se encuentra en reparación, pero alberga objetos y documentos de la etapa de la lucha clandestina durante la guerra insurreccional, la guerrilla y la vida de las Giralt. Visitar ese santuario es como viajar a aquella época de combates por la liberación nacional.

Cristina Alicia y María de Lourdes -Maruca para sus amigos- eran las más pequeñas de la prole del matrimonio conformado por José Ramón Giralt y Alicia Andreu. Cristina nació en abril de 1930 y seis años después vino al mundo María de Lourdes. Las dos pertenecían al Movimiento de Resistencia Cívica 26 de Julio.

Cosme Alejandro Viciedo Malo de Molina, especialista del Museo, explicó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que en la institución atesoran muchas piezas pertenecientes a las jóvenes, entre estas, un monedero donde trasladaban las proclamas y consignas que repartían en La Habana; además de pertenencias como el uniforme usado durante su época de estudiantes, abrigos, vestidos, bufandas, aretes, abanicos, así como los muebles originales.

Señaló que ambas estudiaron Mecanografía, Taquigrafía e idioma Inglés, en una época donde las mujeres eran muy discriminadas, sin embargo, sus padres lograron que se integraran a la sociedad y fueran útiles. Cristina se graduó de Maestra Hogarista y Maruca egresó de la especialidad de Comercio y Secretariado.

En busca de mejoras económicas, a principios de los años 50 del siglo pasado la mayor de las hermanas se mudó a La Habana y más tarde llevó consigo a María de Lourdes. Las dos se incorporaron a trabajar en las Oficinas de la Concretera Nacional y como apoyo a la Resistencia Cívica prestaban su residencia para reuniones secretas y recogían ropa, dinero, medicinas.

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Por entonces la capital cubana era un hervidero, tras la Huelga General del 9 de abril. Los combatientes Eduardo García Lavandero, Enrique Rodríguez y Faure Chomón, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, se reunieron en el apartamento 41 del edificio de 19 y 24, en El Vedado, donde prepararon un atentado contra el entonces Ministro de Gobernación, Santiago Rey Pernas, quien solo recibió una herida en la mejilla.

Después de aquel acontecimiento se desató una cacería para atrapar a los responsables. Una delación llevó a los esbirros de la tiranía, bajo el mando del sanguinario coronel Esteban Ventura, hasta el inmueble. Forzaron las puertas de las habitaciones 41 y 42, y esperaron.

Allí sucedió un hecho con fatal desenlace. Era domingo en la noche, el 15 de junio de 1958. Cristina y Maruca regresaban de su Cienfuegos natal. Habían celebrado el Día de los Padres junto a su familia. Su hermano Arnaldo las recogió en la terminal y las despidió en la acera del edificio. No imaginaron que aquel sería su último encuentro.

Cristina Alicia y María de Lourdes no advirtieron el inminente peligro y en su alegría por el recién concluido encuentro obviaron las señas de uno de sus vecinos, el cual les avisaba de la presencia de los policías. Solo vieron la puerta forzada y al dar algunos pasos una lluvia de balas segaría sus vidas a la entrada del domicilio. Lourdes, cercana a los 22 años, recibió 13 perforaciones, y a Cristina, quien había cumplido 28 años, la alcanzaron nueve proyectiles.

De acuerdo con algunos inquilinos, los cuerpos ensangrentados de las jovencitas, envueltos en cubrecamas, fueron arrastrados por las escaleras, las metieron en el carro patrullero y trasladaron hasta la Octava Estación de la Policía, adonde Arnaldo Giralt iría a identificarlas al día siguiente.

Aunque perseguían la misma causa y se alojaban en apartamentos contiguos, ni las Giralt ni los integrantes del Directorio 13 de Marzo habían coincidido nunca.

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Al conocerse el suceso, causó conmoción general, porque la dictadura batistiana acabó con los sueños y aspiraciones de dos mujeres en la flor de la juventud, sin haber encontrado pruebas para acusarlas.

Años más tarde, luego del triunfo de la Revolución, el Comandante Faure Chomón expresó sobre el horrendo crimen: “Las mataron de noche, parapetados en la oscuridad porque tenían poderes, eran delincuentes enemigos del pueblo y tenían que esconderse. Después escribieron una crónica mentirosa (…) informando un combate que nunca hubo. Aquellos que con sus balas segaron sus sueños e ideales el 15 de junio de 1958 no sospechaban que estaban inmortalizando para la historia a María de Lourdes y a Cristina Alicia Giralt”.

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El fallecido periodista Manuel Varela Pérez conoció muy bien a Cristina y Lourdes porque vivía frente a la casa de la familia Giralt Andreu. Sobre ellas, en una ocasión declaró a la ACN que eran muy unidas, pese a las diferencias. La primera era muy reservada, amaba decorar el hogar, cocinar y bordar; mientras que Lourdes, siempre alegre y jaranera, prefería la pintura y la fotografía.

Para rendirles tributo a las jóvenes, el 16 de noviembre de 1984 abrieron el Museo de la Clandestinidad Hermanas Giralt -Monumento Local desde 1991-, en el lugar donde vivieron su infancia y parte de su juventud. (Yohandra Gómez Amaró, ACN)