Nueva Gerona, 19 mar (ACN) Yadira Beltrán Figueredo es una de las más de 100 madres que en Isla de la Juventud se benefician de la Asistencia Social, un apoyo que valora profundamente en su condición de madre cuidadora.
Este programa no solo le proporciona recursos económicos, sino que también les ofrece acceso a servicios esenciales que facilitan su labor diaria y mejoran la calidad de vida de su familia.
Siempre soñé ser maestra, confesó emocionada durante una entrevista exclusiva para la Agencia Cubana de Noticias, Yadira quien se graduó como Licenciada en Educación en la especialidad de Enseñanza Primaria y ya trabajaba en el sector educativo cuando nació su hijo Michel con un trastorno genético crónico, el Síndrome de Down.
A pesar del respaldo incondicional de su familia, especialmente de su madre, Yadira enfrentó grandes desafíos al asumir la condición de su hijo. A las dificultades propias del síndrome se sumaron un trastorno congénito en el colon, asma y problemas de control esfinteriano de la orina (incontinencia), lo que impidió que Michel asistiera a la Escuela Especial.
La atención y el acompañamiento de la trabajadora social fueron fundamentales para mí, más allá de sus responsabilidades y horarios, señaló la treintañera.
Su expediente como madre cuidadora fue tramitado rápidamente, dada la evidente dificultad que tendría para reincorporarse al aula como docente, así decidió aplicar los conocimientos y herramientas didácticas adquiridas en su formación pedagógica para educar al hijo dentro de lo posible.
Yadira ha enfrentado momentos complejos, especialmente, durante las crisis relacionadas con la salud de Michel, sin embargo, destaca que nunca ha estado sola en esta travesía.
El apoyo moral de las trabajadoras sociales ha sido imprescindible, puedo contar con ellas para gestionar consultas con especialistas y obtener medicamentos que a veces escase, explicó.
Gracias a la Asistencia Social, Yadira recibe una prestación económica que le permite dedicar todo su tiempo al cuidado de Michel, además, cuenta con recursos esenciales que recibe cuando están disponibles en el municipio o a través de donaciones, como pañales desechables, productos de higiene, zapatos y juguetes.
Aunque no pude realizarme como maestra, me siento plena como madre, y eso compensa un poco mi sueño frustrado, reflexiona.
A lo largo de estos 12 años desde el nacimiento de Michel, Yadira no ha perdido la ilusión de vivir.
Mi única preocupación es que mi hijo se quede solo en el mundo, dijo, y el silencio se prolongó.