Santiago de Cuba, 20 sep (ACN) La provincia de Santiago de Cuba enfrenta una compleja situación hidrológica como resultado de la intensa sequía que afecta al territorio, con una reducción significativa de las precipitaciones y un alarmante descenso en los niveles de almacenamiento en sus principales embalses.
Según explicó George Mansforroll Cadete, especialista superior de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, hasta la fecha solo se han registrado 581 milímetros de lluvia, cifra que representa apenas el 56 por ciento (%) del promedio histórico de mil 039 milímetros en igual período.
Este déficit, comentó, ha sido especialmente crítico en zonas donde se ubican las cuencas colectoras de los embalses, lo cual limita directamente la capacidad de llenado de las presas.
Puede llover en la provincia, pero si no ocurre en las zonas que tributan a los embalses, esa lluvia no se traduce en agua almacenada, señaló Mansforroll.
Entre los municipios más afectados por la falta de precipitaciones se encuentran Segundo Frente, Santiago de Cuba, Mella y Songo-La Maya, todos con registros por debajo del 50% respecto a sus medias históricas, precisó.
De acuerdo con el directivo, aunque la provincia cuenta con una capacidad total de almacenamiento de 440.5 millones de metros cúbicos, el 91% de ese volumen se concentra en los embalses Carlos Manuel de Céspedes y Protesta de Baraguá, ambos en la cabecera del río Cauto, los cuales no abastecen directamente a la ciudad de Santiago de Cuba.
La situación es particularmente crítica en el sistema de abasto Quintero, responsable del suministro al 76% de la población de la urbe, y según las autoridades, los embalses que alimentan este sistema (Gilbert, Chalón, Charco Mono y Gota Blanca) presentan niveles extremadamente bajos, con Charco Mono ya por debajo de su nivel muerto, refirió.
Abel Dorta Armaignac, subdelegado provincial de Recursos Hidráulicos, detalló que se han activado múltiples estrategias para estabilizar el suministro, entre ellas, destacó el incremento del bombeo desde Gota Blanca, con la incorporación de una tercera bomba que sumará unos 100 litros por segundo (L/s), y la rehabilitación de cuatro motores para elevar hasta 1000 L/s el trasvase desde Carlos Manuel de Céspedes hacia Gilbert.
Además, manifestó que se trabaja en la construcción de una nueva conductora de 7.5 kilómetros que permitirá llevar directamente el agua del embalse Céspedes al sistema noroeste sin pasar por Gilbert, una solución estructural que se espera esté lista a finales de año, con vista al inicio del período seco en noviembre.
Hoy solo se están entregando alrededor de 760 litros por segundo al sistema Quintero, lo que representa apenas el 35% de lo que se requiere para satisfacer la demanda, subrayó Dorta.
Esta diferencia se traduce en extensos ciclos de distribución, que en algunos casos superan los 60 días sin servicio por las redes, señaló.
Como parte de las medidas de contingencia, se ha potenciado la interconexión de los sistemas de distribución de agua en la ciudad, gracias a la rehabilitación del acueducto, es posible redistribuir parcialmente el suministro entre los sistemas Parada, San Juan y Quintero, explicó.
Esta estrategia, aseguró, ha permitido aliviar la carga sobre Quintero al transferir alrededor de 30 mil usuarios al sistema Parada y reincorporar áreas como Versalles y Altamira al sistema San Juan.
Asimismo, se han aprovechado fuentes alternativas como las micropresas Canasí y La Campana, vinculadas a la planta potabilizadora de San Andrés, y se trabaja en la recuperación de la planta desalinizadora del Pozo del Carmen.
Las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, junto a organismos del territorio, mantienen reuniones diarias del grupo temporal de trabajo para evaluar el comportamiento de la sequía y ajustar las estrategias de respuesta.
Aunque algunas lluvias recientes han permitido una ligera recuperación en embalses como Gota Blanca, los expertos insisten en que la situación sigue siendo tensa y que la prioridad inmediata es asegurar el agua disponible para enfrentar el inminente período seco.