Liodany Arias Tamayo I Foto: Reynaldo López Peña del Periódico 26
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03 Diciembre 2023

Las Tunas, 3 dic (ACN) Hablar de Las Tunas está intrínsecamente ligado a la vida del Mayor General Vicente García González. Imposible no mencionar su nombre cuando se trata de aludir a hechos, características y peculiaridades del Balcón del Oriente Cubano.

   Pero más inverosímil resulta andar la principal arteria de la ciudad, con el nombre del bravo mambí, sin detenerse frente a la casona colonial que forma parte de los amplios portales de la ecléctica arquitectura vigente en el centro de la urbe.

   Y es que el sitio, devenido Memorial Vicente García González, no solo despierta curiosidad por la rica historia que anida, sino que también se ha convertido en una especie de ritual fidedigno cada septiembre para recordar la toma, quema y asalto de Las Tunas, allá por el año 1876.

   Desde los predios del inmueble, resuena la frase más conocida e impetuosa del Mayor General: “Tunas, con dolor en mi alma te prendo candela, pero prefiero verte quemada antes que esclava”, mientras las llamas absorbieron los muros y ventanales de su propia casa.

   Emblemático entonces resulta el espacio citadino al amparar textos, artículos y pasajes de la vida del general tunero. Ubicado en la otrora calle Real, el edificio fue inaugurado con este fin el 14 de noviembre de 1987, como reconstrucción de lo que antes fuera la casa natal de Vicente García.

   Con cuatro salas expositivas, la casona no solo hace referencia a datos personales del jefe mambí, muestra asimismo accesorios y documentos de compañeros de lucha durante la gesta por la liberación nacional contra el yugo español desde tierras tuneras.

   Relatan los historiadores que allí se amaron con demasiada pasión Brígida y Vicente; que en aquel lugar murieron dos de sus pequeños hijos, de hambre y con ventanas clausuradas por las cadenas españolas, en un verdadero sacrificio familiar de la madre antes que estimular a su cónyuge a abandonar  la contienda, acontecimientos que le adhieren una valía extraordinaria.

   Aunque hoy el Memorial no muestra óptimas vistas, conserva un valor ineludible en la historia local y nacional, con un trasfondo de archivos, grados militares y accesorios de la guerra; a ello, súmese los valores arquitectónicos, con segmentos propios de su estructura original.

   Declarado Monumento Nacional en 1996, el paraje ha servido de escenario de importantes acontecimientos políticos, sociales y culturales. Por ello, devolverle su esplendor significa  recuperar una de las maravillas imprescindibles de la identidad tunera y cubana.