Con gestión efectiva de los recursos para la realización de investigaciones y la prestación de servicios científico-técnicos de alto nivel,  el Centro de Estudios de Energía y Procesos Industriales (UDI-Ceepi), convertido en Unidad de Desarrollo e Innovación de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez (Uniss), cumplió tres décadas de fundado.

Después de ser anunciado el equipo Cuba que participará en el Premier 12, torneo beisbolero en el que rivalizarán los países mejor ranqueados del mundo, comenzará la travesía de la nave antillana por escenarios siempre tormentosos.

    Cuando en aquel caluroso amanecer el guajiro Nelsón Ríos Carballo llegó a su finca La Espinita y toda una avalancha de agua salada cubría las áreas, el mundo se le vino encima.

Crecí entre cañaverales, viendo de cerca y sintiendo el ruido estrepitoso de las combinadas durante los cortes de la dulce gramínea, desde la madrugada y hasta bien tarde en la noche; apreciando los movimientos en los centros de acopio de la caña, el traslado de tractores por caminos angostos y la rapidez de los trenes cargados para saciar las demandas de un central que, a ratos, daba un pitazo como señal de cumplimiento de alguna de sus metas.

    Matanzas llega a sus 331 años este 12 de octubre y justo en el entorno de su plaza fundacional, la Oficina del Conservador de la Ciudad prevalece como institución empeñada en gestionar la protección, el desarrollo y el conocimiento.

En la madrugada del 10 de octubre de 1868, la campana del ingenio Demajagua repicó a arrebato  y los  esclavos coincidieron  en  la plazoleta con hombres libres, campesinos y gente de la ciudad y oyeron juntos al dueño de la hacienda, Carlos Manuel de Céspedes, hablar de guerra contra España, de independencia, de Patria, pero lo que más entendieron aquellos hombres humildes fue que eran libres y podían participar o no en la gesta independentista, a la que se sumaron muchos.

   Ninguna descripción mejor que la escrita por José Martí, muchos años después, para hablarnos de la conjunción sublime experimentada en Demajagua en el amanecer del 10 de octubre de 1868, cuando los cubanos dieron el grito de independencia o muerte que juntara a señores, pueblo humilde y esclavos recién liberados en la primera guerra emancipadora de la Patria, suerte de parto de los montes anunciador de un mundo nuevo muy distinto a lo conocido hasta el momento.

En el desarrollo del grabado como manifestación de las Artes Plásticas, la provincia Cienfuegos se ha convertido en referente nacional, a pesar de las afectaciones del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos a Cuba, agresión de larga data, pero a la cual los exponentes de ese género se enfrentan.

 En la madrugada del 10 de octubre de 1868, la campana del ingenio Demajagua repicó a arrebato  y los  esclavos coincidieron  en  la plazoleta con hombres libres, campesinos y gente de la ciudad y oyeron juntos al dueño de la hacienda, Carlos Manuel de Céspedes, hablar de guerra contra España, de independencia, de Patria, pero lo que más entendieron aquellos hombres humildes fue que eran libres y podían participar o no en la gesta independentista, a la que se sumaron muchos.

     Ciudad Creativa y Artesanal del Mundo, Patrimonio de la Humanidad y urbe que convida al encuentro con la historia, las tradiciones y la naturaleza, Trinidad es hoy uno de los sitios del centro de Cuba más visitados y reconocidos. Sus 510 años y el devenir propio de una localidad con mezcla única de culturas provocan siempre un encanto especial.

Sólo 35 de sus mejores jinetes acompañaron al Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz el 8 de octubre de 1871, en el rescate al brigadier Julio Sanguily, la fulgurante y exitosa acción de la caballería camagüeyana que derrotó a una columna española de 120 efectivos mejor equipados –algunos afirmaron que eran 300-, en las sabanas cercanas a Puerto del Príncipe.

 Ninguna descripción mejor que la escrita por José Martí, muchos años después, para hablarnos de la conjunción sublime experimentada en Demajagua en el amanecer del 10 de octubre de 1868, cuando los cubanos dieron el grito de independencia o muerte que juntara a señores, pueblo humilde y esclavos recién liberados en la primera guerra emancipadora de la Patria, suerte de parto de los montes anunciador de un mundo nuevo muy distinto a lo conocido hasta el momento.

  A 57 años de su caída en combate en Bolivia, el Guerrillero Heroico argentino cubano Ernesto Guevara de la Serna, el Che, es más que una figura legendaria forjada justamente en medio de la impronta de tiempos convulsos: además del ser humano extraordinario que fue, sigue siendo aliento vital que nos recorre, por la fuerza de su ejemplo y el arsenal indispensable de su militante pensamiento revolucionario.

Muchos recordamos la frase de Camilo Cienfuegos Gorriarán “Yo no estoy contra Fidel ni en un juego de pelota”, pero pocos interioridades de su amor por el deporte, en especial por el beisbol. 

 Sólo 35 de sus mejores jinetes acompañaron al Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz el 8 de octubre de 1871, en el rescate al brigadier Julio Sanguily, la fulgurante y exitosa acción de la caballería camagüeyana que derrotó a una columna española de 120 efectivos mejor equipados –algunos afirmaron que eran 300-, en las sabanas cercanas a Puerto del Príncipe.