La Empresa de Recogida de Materias Primas (ERMP) en el municipio de Las Tunas sobresale con su quehacer dentro de las entidades de la provincia, sin embargo, en los últimos meses enfrenta algunos obstáculos en cuanto al método de pago, de ahí la necesidad de reinventarse para mantener los buenos registros en el acopio de los elementos, a través de distintos proyectos e iniciativas.
Luego de un mes de mayo de una recuperación de casi 29 toneladas (t) de recursos no ferrosos, para un sobrecumplimiento de hasta 40 por ciento del plan, junio planteó las primeras dificultades a causa de la retribución virtual por la escasa disponibilidad de efectivo para ejecutar tales acciones.
“Para la población es un poco incómodo, porque hay compañeros que no tienen un teléfono, ni tarjeta y por ende tampoco transfermóvil. Se les deposita por tarjeta, ya sean del Banco de Créditos y Comercio o del Banco Popular de Ahorro.
Contamos con dinero para pagar por esa vía, no hay ningún tipo de problema, solo no tenemos el efectivo por la situación que está pasando el país y que todo el mundo conoce, pero en lo que respecta al presupuesto ahí está”, declaró Yuliannis Ramírez Hernández, director de la unidad de base.
En un rubro exportable, como lo constituyen los no ferrosos, los encargados de la recopilación acumularon en el primer trimestre alrededor de las 80 t, mientras de abril a junio se quedaron por debajo de las 69, cifra que todavía los sitúa en orden con las métricas para esa fecha, pero con un marcado decrecimiento que preocupa y, sobre todo, ocupa a un colectivo con el compromiso de mantener los estándares de calidad.
“Con 100 mil pesos, lo máximo que hemos podido extraer en los últimos días, no nos alcanza, pues eso lo utilizamos rápidamente, porque acuden muchos clientes que no tienen la opción del teléfono en la mano y hay que pagarles”, indicó Ramírez Hernández en exclusiva para la Agencia Cubana de Noticias.
El ritmo de recogida y buen hacer quedó truncado con las 15 t del mes anterior e hizo saltar las alarmas para quienes velan por uno de los mecanismos de entrada de divisas, así como la distribución salarial de los que laboran allí.
“Hasta el momento los resultados estaban muy bien, hemos decaído un poco ahora por ese sentido del dinero y eso nos ha chocado bastante en los reportes generales, además quedarse por debajo de lo establecido también afecta a los trabajadores que ven reducida la plusvalía de la empresa y, por tanto, el estímulo para ellos”, palabras del dirigente de la Ermp en la ciudad cabecera del Balcón de Oriente.
Justo de ahí provienen las mayores preocupaciones de la masa obrera.
Víctor Salas, contador de la entidad, declaró que “el método de pago se refleja por tasas, cada una por un valor determinado y en el caso de Las Tunas esas variables quedan en esquemas mínimos, por lo que se encuentra en proceso de revisión, porque estamos consciente de que es un factor de desmotivación dentro de los gestores”.
Sin embargo, quedarse de brazos cruzados nunca será una opción para hombres consagrados a su faena, por ello desandan los distintos rincones de la ciudad capital provincial para abrir nuevas puertas, si de apiñar una riqueza que en múltiples ocasiones encuentra asidero en la basura.
“Reciclo mi barrio” es un proyecto que ha dado frutos en un corto período de tiempo por la organización con que lo desarrollamos, gracias a la cooperación de los gestores, los compañeros de los Comités de Defensa de la Revolución, que nos han apoyado mucho, así como los niños, quienes se involucran de buena manera y recolectan la mayor cantidad posible en sus casas”, admitió Ramírez Hernández.
“También fomentamos la conciencia del reciclaje, lo cual se deriva cuidado del medio ambiente y que la sociedad comprenda la importancia de reutilizar todo aquello que está a su alcance”, prosiguió.
Aunque la cotidianidad le reserva varias zancadillas a lo largo del trayecto, el personal de la ERMP en el municipio de Las Tunas expande horizontes para reafirmar su condición de destacado por estos lares y, desde un frente pocas veces difundido, aportar a las arcas nacionales, además de cultivar hábitos de reaprovechamiento entre los lugareños.