Soñado por el camarógrafo y documentalista Bernabé (Bebo) Muñiz Guibernau y constituido el 21 de marzo de 1992, el Museo de la Imagen y el Sonido que lleva su nombre, en la Ciudad Héroe, va más allá de lo que tradicionalmente se conoce de este tipo de espacios para convertirse en sitio de intercambio entre la historia, la cultura y el público.
Único de su tipo en Latinoamérica, al crearlo, Bebo Muñiz lo llamó solamente "Museo de la Imagen", no obstante, los continuadores de su legado tuvieron a bien agregarle "y el Sonido", basados en la esencia de los valores que resguarda, destinados a la producción cinematográfica y televisiva, tal y como lo entendía Santiago Álvarez, amigo y cómplice en la concepción de ese lugar.
Según refirió a la Agencia Cubana de Noticias, Geydis Claudia Matos Jacas, especialista principal del centro, allí se exponen objetos relacionados con la evolución de la fotografía, el cine, la radio y la televisión, algunos adquiridos por Muñiz a lo largo de su vida, y otros donados por visitantes y entidades que bien conocen la importancia de un museo como este, para la conservación de la memoria histórica y cultural de la urbe indómita y del país.
En cuatro salas expositivas dedicadas a cada una de estas artes aplicadas, se conserva material valioso para comprender mejor el decursar de la comunicación audiovisual desde sus inicios, gracias a las "rara avis", que forman parte del fondo museístico.
Equipos, elementos, incluso vehículos, imposibles de hallar en otro local, son encontrados en este recinto que guarda como gran tesoro cada una de sus piezas, entre ellas, la máquina de escribir del legendario Antonio Lloga, una colección completa de cámaras fotográficas marca Kodak, desde la primera de fabricación francesa hasta la más moderna, así como una colección de proyectores, editoras fílmicas, empalmadoras y moviola pertenecientes al documentalista Santiago Álvarez.
Cuenta también con un ómnibus de control remoto marca Chevrolet del año 1950, visores estereoscópicos, grabadoras de discos de acetato y una colección de cámaras Bell and Howell, muchas de las cuales filmaron acontecimientos como la caída del dictador Gerardo Machado, la expedición de Cayo Confites, el triunfo de la Revolución cubana, la epopeya de Playa Girón y la Crisis de los misiles.
Una de sus iniciativas más atractivas es el proyecto de rescate de la imagen doméstica, con dos años de duración, que busca la creación de un archivo con imágenes donadas por los ciudadanos, para conservar las que serían, en el futuro, evidencias físicas de la evolución en las costumbres, estilos y formas de hacer fotografía en Santiago de Cuba, lo que sin dudas forma parte del patrimonio cultural.
Concebido también como espacio de intercambio, la institución posee una activa participación en la vida cultural santiaguera que lo acoge, y resulta subsede del Festival Internacional de Cine Documental Santiago Álvarez in Memorian desde los primeros años de su fundación, además del Festival del Caribe y la Conferencia de Cultura Africana y Afroamericana.
Como entidad enclavada en la comunidad de Vista Alegre, cuenta con un proyecto sociocultural que potencia el desarrollo de actividades en conjunto a los centros educativos cercanos y funciona como escenario de ponencias, conferencias, peñas y actividades docentes por parte de los estudiantes y profesores de la Universidad de Oriente, se refuerza así la idea de su creador, Bebo Muñiz, de que este, más que un museo, sea un agente activo de la sociedad.