Rubén: un jardinero de sueños

Compartir

Rubén Darío Salazar Taquechel, merecedor del Premio Terry 2025
Rubén Darío Salazar Taquechel, merecedor del Premio Terry 2025
Aimé Rosada Puga, estudiante de Periodismo | Fotos: Cortesía del entrevistado
926
27 Febrero 2025

   Rubén Darío Salazar Taquechel tiene el poder de cosechar sueños. Pelusín del Monte, la niña que riega la albahaca, el príncipe preguntón, escapan de las páginas de un libro para cobrar vida en sus manos y devolver al espectador la dulzura de la infancia.

   En el VI Festival del Monólogo Latinoamericano, con sede en la provincia de Cienfuegos, el nombre de este amante de los títeres estará inscrito en la máscara de madera y metal que lo acredita como Premio Teatro Terry 2025.

   Gracias al vínculo laboral de su madre con los medios santiagueros de comunicación, Rubén creció rodeado de artistas. Sin embargo, asegura que la sensibilidad por las artes escénicas es herencia paterna.

   “Mi padre era un hombre humilde pero amante de la literatura, la ópera, la música, las artes plásticas y el teatro. Con él vi por primera vez ballet y escuché El Barbero de Sevilla, de Rossini, y vi al entonces llamado Guiñol de Oriente. Fue el descubrimiento de un mundo maravilloso que me marcó hasta hoy.”

   Tras cinco años de formación en el Instituto Superior de Arte -una recomendación de Mayra Navarro, narradora oral y profesora del Seminario de Teatro para Niños y de Títeres en el ISA- guió sus pasos hasta Matanzas.

   “Yo quería hacer teatro de figuras, lo tenía muy claro. Ella me dijo que el mejor grupo del género titeril, en 1986, estaba allí, el Teatro Papalote. Me llevó a una función en la Ciudad de los Puentes y quedé deslumbrado. Las Estaciones constituye también resultado de ese deslumbramiento, de esa escuela que ha sido ´Papalote´ para muchos creadores”.

Durante una actuación  con títeres
Durante una actuación con títeres

   La Atenas de Cuba se convirtió en su hogar y en testigo del nacimiento del Teatro de Las Estaciones, la compañía que lidera desde hace 30 años. Esa agrupación vive, desde sus inicios en el complejo Período Especial, un constante proceso de reinvención para evitar que la chispa creativa cese.

   “Hemos atravesado todas las tormentas sociales, económicas, políticas y culturales, sin claudicar, abriendo puertas y ventanas hacia otras artes.

   Organizamos festivales, eventos pedagógicos, videos clips, teleteatros, series para las redes sociales y la pequeña pantalla. Nos hemos presentado en países de Europa, Norteamérica, Latinoamérica y el Caribe.”

   Esta sólida trayectoria, construida desde predios provinciales, desafía la popular opinión de que solo en La Habana es posible encontrar la fórmula del éxito artístico.

   “Cada vez que veo que algo funciona o tiene resultados a nivel creativo, trato de oxigenarlo, de retarme a mí mismo, junto con mi equipo, a dar nuevos saltos. Para eso hay que estudiar siempre, desterrar la vanidad, una cualidad tan inútil. Si hubiera alguna fórmula, considero que es hacerlo bien, tratar de ser coherente con tus principios como artista y persona”.

   La inquietud profesional, que lo caracteriza, le permite dedicar parte de su tiempo al periodismo y a la labor educativa en la Unidad Docente “Carucha Camejo” de Teatro para Niños y de Títeres.

Portada del libro de Rubén Darío Salazar Taquechel

   “Al teatro hay que saber promocionarlo, expandirlo. Conocer de periodismo y mercadotecnia es una fortaleza. Formar actores, diseñadores, directores y dramaturgos emerge como sembrar semillas en un gran campo que luego se cultiva y se riega. De la siembra siempre vendrán nuevos frutos que a su vez darán nuevas semillas.

   “Ser un jardinero teatral es ser inteligente con la profesión. Tener frutos y semillas artísticas para hoy y mañana”.

   Debido a esa confianza en el futuro, Rubén discrepa con los que consideran que hay una disminución del interés por las artes escénicas en la Cuba actual.

   “Lo que se ha debilitado y fragmentado es el teatro en sí mismo. Los teatros se parecen a su tiempo, sufren lo que sufren los hombres y las mujeres. Camagüey, Matanzas y La Habana son ciudades con un público teatral numeroso y entusiasta, lo cual resulta obra de muchos años, del apoyo verdadero de las autoridades, del diálogo de los artistas con los decisores y su público. Una conversación que no debe ser espaciada, sino constante, además de recibir a grupos nacionales e internacionales que oxigenen los gustos, las estéticas”.

   Un potente vínculo une al Premio Nacional de Teatro 2020 con la gran fiesta del monólogo que celebra la llamada Perla del Sur. La sala Ateneo del Teatro Tomás Terry acogerá su conferencia Herencia de Juglares, homenaje a los maestros titiriteros Pedro Valdés Piña y Armando Morales, en la mañana del viernes 28.

Junto a Zenen Calero durante una función

   Para el alma del núcleo teatral Las Estaciones, cada función es la vida en la piel de personajes que ofrecen su verdad en el escenario. El galardón que recibirá en la ciudad de Cienfuegos -junto a Zenén Calero, su aliado en el mundo creativo-, es el fruto de más de tres décadas dedicadas a la noble tarea de alimentar los corazones de los amantes del arte de las tablas.