Los Tigres renacen: la epopeya avileña en la Liga Élite

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ACN - Cuba
Boris Luis Cabrera | Fotos: del autor
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02 Mayo 2025

   Cuando la temporada alzó su telón y el polvo del diamante comenzó a levantarse sobre los terrenos de Cuba, pocos auguraban que los Tigres de Ciego de Ávila rugirían con tanta fuerza.  

   Las bajas iniciales, la falta de cartel entre los favoritos y las dudas de la prensa pintaban un panorama sombrío, pero como en toda epopeya verdadera, los héroes surgen cuando nadie los espera.

   Y así lo hicieron los avileños, quienes no solo silenciaron a los escépticos, sino que se convirtieron en el primer elenco en asegurar su puesto en la postemporada de la III Liga Élite del Béisbol Cubano.

   Bajo el mando del tenaz Danny Miranda, los Tigres se reinventaron. Miranda, de 46 años, no es ajeno a las batallas. Fue primera base de Ciego de Ávila en la Serie Nacional y un gladiador con la camiseta de Cuba en torneos internacionales, incluyendo los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde conquistó la gloria dorada.

   En la campaña 2005-2006, lideró a su provincia con 18 jonrones, 73 impulsadas y un promedio de .310, forjando así una carrera que ahora se extiende con igual pasión desde el banquillo.

   El secreto está en entrenar mucho y no pensar jamás que uno se la sabe todas, expresó Miranda a la Agencia Cubana de Noticias. Y su filosofía se siente en cada jugada, en cada lanzamiento, en cada barrida al plato.

   No estamos muy parejos con los otros equipos, por eso cada actuación tiene que dejar huellas, aseveró.

   Y vaya si las han dejado. El zurdo Ariel Zerquera, rescatado de las sombras tras una lesión que lo alejó del campeonato nacional, se alzó como el pitcher con más victorias en la etapa regular.

   Su brazo ha sido una espada flamígera desde la lomita. Nuestro preparador físico me dijo que el zurdo que estábamos buscando estaba en Trinidad. No se equivocó, confesó Miranda.

   Junto a él, los lanzadores del equipo integran el cuerpo monticular más efectivo del campeonato, reflejo de un trabajo técnico y de dirección sólido y confiado.

   Pero esta cruzada no solo ha sido de brazos. Con sabiduría estratégica, la plana mayor tejió una red de refuerzos que rindieron al máximo. Entre ellos brilla el nombre legendario de Frederich Cepeda, dueño de múltiples récords históricos en esta disciplina y faro de veteranía y clase.

   La química no se improvisó: Venían de diferentes equipos y teníamos que adaptarlos a nuestro juego, explicó el timonel destacando la armonía conseguida en una banca diversa pero comprometida.

   Los Tigres jugaron como una jauría hambrienta, con corazón, entrega y la mirada fija en lo alto. Miranda lo resume con hidalguía: «Hubo periodistas que dijeron que si ganábamos 10 partidos sería mucho. No estoy en contra de la prensa, pero esas palabras nos hicieron esforzarnos más».

   La hazaña de los avileños evoca aquellos años de gloria de 2012 a 2016, cuando bajo la tutela del receptor Roger Machado conquistaron tres coronas en la Serie Nacional. Hoy, con una nueva generación y un nuevo líder, renace el orgullo del territorio.

   Hemos tenido muy buen apoyo de los dirigentes locales. Ciego siempre ha respaldado a sus atletas, destacó el mentor.

   Más que un logro deportivo, lo de los felinos es un acto de fe, una epopeya construida a golpe de sacrificio, humildad y visión.

   Fui criticado por decir que quería dirigir al equipo Cuba, pero creo que uno debe proponerse metas grandes, afirmó Miranda. Y con lo hecho hasta ahora, ha dejado claro que las metas, cuando se persiguen con el alma, pueden tocarse con las manos.

   Los Tigres ya rugieron. Ahora, la historia los escucha.