Los buceadores, un mal de estos tiempos

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ACN - Cuba
Luz Marina Fornieles Sánchez I Foto de la autora
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21 Abril 2025

 Voy a hacer un símil, siempre respetuoso, con aquellos que exploran las profundidades marinas por placer o intereses científicos. Me referiré entonces a los comúnmente conocidos por buceadores, quienes muy a pesar de todos pululan hoy por las esquinas cubanas donde quiera que se localice un basurero. Sus dominios son los terrenales, a diferencia de los buzos profesionales que disfrutan del Gran Azul y luchan por su preservación.

   Siguen un itinerario diario que los lleva de un punto a otro. Sin distinciones de edad o sexo, revuelven los desperdicios, husmean en cada javita de nailon, saco o caja dejados allí por otros como desechos, pero que para los “buzos” constituyen su objetivo.

   Al desorden ya reinante en la mayoría de los barrios, ellos le ponen el extra, dejando tras de sí más reguero y falta de higiene.

   Buscando la génesis de este y otros fenómenos actuales de la sociedad hay que partir de la imperante indisciplina social, lo mismo por estas personas ligadas a la basura cotidianamente como por la comunidad que tampoco contribuye como le corresponde a evitar males mayores. También -y por supuesto- las autoridades tienen su cuota de responsabilidad.

   Tengo en el frente de casa y peor aun en la vecindad de la escuela primaria Ángel Ameijeiras, del Sevillano, municipio de Diez de Octubre, uno de esos basureros indeseables frecuentados por estos “buzos”, que se sumergen entre escombros y desechos sin cortapisas.

   Siempre vienen con sus carritos o recipientes en la mano para cargar lo que encuentren y se avenga a sus intereses. Este vertedero en cuestión se combina, cada 24 horas, con un salidero de agua histórico, en la intersección de las calles Anita y Úrsula.

   Todo ello aporta al entorno, además de la fealdad e insalubridad, el que abunden en la zona roedores, moscas, cucarachas y mosquitos, que inundan también el vecindario, donde por desgracia hay otros depositorios aún peores.

   Hace mucho desaparecieron los tanques azules, que es justo reconocer eran vandalizados.

    Les robaban las tapas y las ruedas, y así hasta que no los situaron más allí por ya no disponer más de ellos. Al menos eso es lo que me han dicho cuando he acudido a Comunales a indagar por el particular.  

   Por la escasez de combustible, la recogida de lo acumulado resulta poco frecuente, de ahí que el perímetro comprometido tiende a incrementarse ante los ojos de los vecinos, los pequeños del centro escolar y de todo aquel que transite por esos predios, siempre que sea viable, porque la basura llega a mayorear cubriendo la vía y su acera colindante, la misma del “Ángel Ameijeiras”.  

MODUS OPERANDIS

   Desde lejos avistan el objeto de su deseo y que justifica la estancia de siempre.

   A medida que se acercan, aumenta la velocidad imprimida a sus carretillas, lo cual se infiere por lo ruidoso de su paso.

   Cuando coinciden varios y hay material de interés, entonces entra en juego la batalla por lo codiciado, ni que decir que se han dado casos de discusiones con alto volumen incluido.

   Tal escenario se presta para muchos otros espectáculos, porque tras un poste eléctrico del área se escudan y lo usan como urinario a plena luz del día. A no dudarlo estos perennes focos de infecciones, insalubres, son un peligro latente.

   Entre quienes más habitualmente se personan allí están aquellos recogedores de salcocho para la cría de puercos. En ocasiones he sido testigo cómo, además de guardar para cargar, se llevan a la boca “cosas”, que pudieran ser panes viejos, mangos echados a perder y sabrá Dios qué más.

   Dentro de esa fauna, destaca un hombre moreno y espigado, quien siempre viste un mono azul de mecánico limpio y porta guantes, sombrero y nasobuco. Su carrito es mayor que el de los otros y lo tiene rodeado de sacos, en los que  evidentemente va depositando la materia prima ya clasificada para luego venderla a los centros del Estado recaudadores de artículos como envases de cristal, plásticos y cartón.

   Al abordar este tema de la agenda pública nacional soy consciente del contexto.

   No olvido el criminal bloqueo económico, comercial y financiero reforzado de Estados Unidos, ni mucho menos la actual situación de crisis que viven Cuba y los cubanos; pero este es un problema que requiere de la atención urgente de todos los organismos involucrados.

   Más que afear el panorama urbano, los vertederos constituyen hoy un peligro para la salud de los seres humanos, entre ellos la de sus más habituales visitantes, los buceadores, un mal de estos tiempos. Y para seguir aferrados a la verdad, en el momento en que doy fin a este material, Comunales limpió el sitio, que en solo minutos volverá a exhibir cuantiosa acumulación de basuras.

    Sé que hoy pasaron, cuándo volverán, eso sí no lo sabe nadie