Como manantiales de aguas cristalinas brotaron alabanzas de hombres y mujeres sencillos del pueblo y de prominentes personalidades del arte, la cultura, la política, la ciencia, quienes plasmaron esa fuerza telúrica que distingue a la entrañable villa santiaguera en una obra, un lienzo, una canción o le entregaron humildemente unas palabras de elogio.
Nativos y admiradores de todas partes de Cuba y del mundo le prodigaron un amor visible e intenso nacido en los balcones, las casas, las escuelas, las fábricas, las trincheras y hasta desde la distancia, para forjar un reservorio que preserva y renueva cuando está a las puertas de 510 años de existencia, este 25 de julio.
De su vientre nacieron héroes y estrellas, una alumbró el pecho de Antonio Maceo y otra el de Frank País, pero fue también afortunada de ser cuna de una progenitora memorable como Mariana Grajales y de que su sagrado altar, el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, atesore los restos de los fundadores de la nación: el Héroe Nacional José Martí, el Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y el eterno líder Fidel Castro, y de la Madre de la Patria.
Con notable legado histórico y rico patrimonio sociocultural, vetusta, pero con toques de modernidad tal parece un diamante entre las olas del Mar Caribe, amparada por las guerreras montañas de la Sierra Maestra; contemplarla desde la altura o la distancia ofrece la sensación de estar frente a una postal incrustada en el Verde Caimán como para que el hechizo no acabe nunca.
Quién no se inclina ante la gallardía, bravura y encantos de una de las primeras siete villas fundadas por el Adelantado Diego Velázquez, el 25 de julio de 1515, y que el primer día de la libertad, en 1959, el jefe rebelde victorioso ponderaba tras bajar de la Sierra irredenta: “No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución”.
Muchos elogios ha recibido, pero siempre impactan los de quienes la han hecho trascender con su trabajo y su talento como Wilkie Delgado Correa, Doctor en Ciencias Médicas, Profesor Titular y Consultante, Profesor de Mérito de la facultad de Estomatología de la Universidad de Ciencias Médicas; escritor, periodista, hombre de pensamiento profundo y probada militancia.
“Santiago es, además de tierra y humanidad especiales de cubanía, un aliento y un espíritu de rebeldía indomable que irrumpe cuando es necesario para jalonar de heroísmo y epopeya la historia patria, mientras cotidianamente vive su vida con la filosofía de crear de la nada, lo poco o lo mucho, las razones para construir e inventar una felicidad compartida con todos los compatriotas y con otros pueblos”.
Sublime, conmovedora, era la manera en que realzaba en sus versos y en su prosa la grandeza de su tierra natal, el célebre poeta, dramaturgo y periodista Jesús Cos Causse (ya fallecido), con una obra que lo hizo acreedor de merecido prestigio y reconocimiento en el ámbito literario caribeño.
Así le dijo: “Te entregaste a la revolución y se hizo posible”…“Cantarte es poco, lo que hace falta es quererte siempre. Entregarte la sangre cuando haga falta. Eres una paloma y un alma vigilando la vida. Única ciudad del mundo donde la libertad palpita y crece, como una raíz, en las manos de su gente”.
Igualmente, el escritor, poeta y periodista Waldo Leyva, Premio Nacional de Literatura 2024, certificó en Una definición de la ciudad que si encuentras una calle por donde no haya pasado un héroe, o una piedra que no haya sido lanzada al enemigo, puedes decir que Santiago no existe.
Pero quienes no saben hacer poesía también la veneran y muestran su afecto con palabras que estremecen; es el niño, el obrero, el campesino, la maestra, el taxista, el dependiente. Es la casa, el aula, la calle, el parque, la bodega, la fábrica, el surco, no hay distingo de lugar porque el amor lo rebasa todo.
Un ejemplo: en el mural del seminternado Miguel Ángel Cano Domínguez, situado muy cerca de Ferreiro, puede leerse con bellas letras e imágenes ilustrativas: Majestuosa, rebelde y heroica, necesaria e insustituible, Santiago fue, es y será inspiración de poetas, trovadores, músicos, patriotas e intelectuales. Y hasta de personas comunes, agregaría yo.
Es que Santiago de Cuba palpita en el alma de su gente y aviva su acervo de historia, heroicidad y coraje en cada época y ante cada generación, como en tiempos en que rinde tributo a su fecha cumbre: el 26 de Julio, asalto al Moncada, o su Primero de Enero, triunfo de la Revolución, como ocurre cada vez que se celebra el aniversario de la gesta emancipadora.
Sus hijos e hijas se vanaglorian de vivir en ella, una urbe donde señorea el aire de grandeza y sus hombres y mujeres se consagran con pasión al trabajo y a la renovación, sin dejar a un lado la alegría, bajo el sol más ardiente del Caribe. Dan crédito a José Martí: “Lo que nace del fuego patriótico perdura”.
Sencillamente así acentúan esa majestuosidad que la distingue y la honra como un gran museo a cielo abierto, que la Patria ha dignificado con sus condecoraciones más altas: Título Honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, de las manos de Fidel.
Conserva su Castillo del Morro San Pedro de la Roca, Patrimonio de la Humanidad; su Ayuntamiento, uno de los primeros de América emplazado por Hernán Cortés, donde Fidel y los barbudos rebeldes anunciaron la libertad en 1959, e importantes museos como el Bacardí, primero fundado en Cuba; y el 26 de Julio, en el antiguo cuartel Moncada, perpetuación de la proeza.
Santiago enamora con sus puertas siempre abiertas a la guitarra y sus casas que nunca se cerraron para abrigar a los revolucionarios perseguidos, no es solo museos y gloriosa historia, vibra al compás de estos tiempos, al ritmo de la Revolución, resistiendo, creando, palpitando en el espíritu de su gente.
