Holguín, también tierra del Che

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Alfredo Carralero Hernández
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14 Junio 2016

La zona minera de Moa y de Nicaro,  en el oriente de la Isla, fue como un nuevo punto encontrado por Ernesto Che Guevara en la geografía nacional

La zona minera de Moa y de Nicaro,  en el oriente de la Isla, fue como un nuevo punto encontrado por Ernesto Che Guevara en la geografía nacional para reafirmar sus sentimientos hacia Cuba como su segunda patria.

Casi en los amaneceres de 1961, el Guerrillero Heroico, héroe de triunfos y conquistas de esos tiempos, dispuso de fructíferas jornadas para conocer sobre la vida de los mineros y sus familias, y acerca de otros asentamientos y centros laborales en la actual provincia de Holguín.

Su agitada agenda de entonces como ministro de industria no le impidió ir a encuentros por largas horas con los hombres del níquel, del azúcar y de otras incipientes ramas de notables impactos en la economía nacional.

El parque de Nicaro sería en aquel periplo el primer punto donde el legendario Comandante compartió al aire libre con los pobladores del lugar, tras viajar vía aérea desde Santiago de Cuba.

Allí pronunció un discurso cuyo tema central estuvo relacionado con los valores económicos del níquel y la necesidad de que la industria minera produjera a toda su capacidad.

Antes había recorrido todos los departamentos de la fábrica René Ramos Latour y recalcó la importancia de esa industria, la cual se mantuvo en producción hasta hace unos cuatro años.

El vínculo con los trabajadores y la población, era de los hechos que más impactaban  en cada contacto del Che a su paso por tierras holguineras,  el diálogo abierto con colectivos obreros y  su identificación como hombre leal a la causa de la Revolución Cubana.

La gente, las fábricas y los campos cañeros serían para él lo más apasionante, las razones para ir y volver una y otra vez por los mismos caminos.

De pronto ahí estaba, como guardián de lo suyo, sin aviso, ni ceremonias, solo para escuchar, sugerir y descubrir valores humanos que hicieran más grande e indestructible su obra de revolucionario, esa que emprendió desde las entrañas de su natal Argentina hasta su muerte en las selvas bolivianas en octubre de 1967.

El año 1961 marcó para Ernesto Che Guevara su nuevo itinerario por rumbos desconocidos hasta entonces en esta parte del oriente cubano, pero bien identificados en su brújula del tiempo y de la geografía universal.

En el nuevo aniversario de su nacimiento este 14 de junio, su imagen de hombre hecho para las grandes odiseas,  trasciende como ejemplo imperecedero en la vida actual y futura de cada cubano.    

Punta Gorda, zona minera de Moa, siente cada día el típico andar del Che cuando en su condición de ministro y Comandante propuso construir en ese lugar una comunidad que benefició directamente a numerosas familias vinculadas a la extracción de cromo.

Ya dentro del entorno minero en esa región del norte oriental de Cuba, el Guerrillero Heroico ocuparía un lugar preponderante en la producción de ese renglón, a partir de la puesta en marcha de la fábrica de níquel Pedro Soto Alba, de Moa.

En ese periplo por los dominios del níquel cubano, el titular de industria tendría en el abnegado ingeniero Demetrio Presilla, ya fallecido, a un hombre clave por sus conocimientos, y devenido en la figura más relevante para la arrancada oficial de esa fábrica después del triunfo de la Revolución ante las maniobras del gobierno norteamericano de propiciar la emigración hacia los EE.UU. de los técnicos y especialistas que la construyeron.

En su peregrinar por el Holguín de hoy, el Che acudió también a áreas urbanas de la ciudad capital, el poblado  costero de Gibara y asistió, entre otros encuentros, a una jornada en los cañaverales del entonces central en activo Antonio Maceo, acompañado por su mamá Celia de la Serna.

Gibara sería otro de los sitios donde él tocó con las manos los nacientes proyectos de construcción de la actual hilandería Inejiro Asanuma, instalación insigne de la rama textil en Cuba, y del astillero Alcides Pino.

Su estancia por unos y otros lugares del oriental territorio,  dejarían como huellas imborrables la preocupación por las condiciones de vida de los colectivos obreros y de sus familiares, la eficiencia laboral, el cumplimiento de las normas y la implementación de la Emulación Socialista.

El tiempo devuelve a cada uno de estos lugares la imagen perpetua del Comandante, el Guerrillero, el médico y el Ministro, en el aniversario 88 de su nacimiento, en gesto de que  Holguín fue y es también su tierra natal.