Llegó en bicicleta vestido ya de payaso, por eso llamaba la atención antes de que comenzara el espectáculo. Cuando se corrió la voz, niños, madres, padres, tíos y abuelos se sentaron a la sombra disponible y se despojaron de la timidez en el momento que el personaje de nariz roja preguntó: ¿Cómo se sienten?
En Paso del Medio, en la periferia de la ciudad de Matanzas, vienen muy bien las actividades artísticas para romper con la monotonía que muchas veces contienen las comunidades rurales y con sus juegos y trucos, interpretado por Valois Rodríguez Ramos, Flechita lo logró.
“La magia es manipulación”, dijo, y enseñó después el truco para que lo repitieran en la casa, un acto generoso y alentador; acudió también a la expresión errada de palabras que siempre genera espontánea corrección del público y del cual conquista carcajadas, aunque no tantas como ver al guardia de la bodega, como si fuera un niño más, imitar el baile del payaso y disfrutar el reto.
Cuenta Rodríguez Ramos, artista del catálogo de la agencia Turarte, que Flechita nació hace 15 años: “lo concebí precisamente por mi agilidad en el escenario y por el físico, delgado, narizón, orejas pronunciadas, semejante a una flecha que entra y sale rápido de la escena”.
Se ha vuelto frecuente llamar payaso a cualquiera que se viste como tal, pero muchas veces no se trata de un payaso sino de un animador de fiestas infantiles; por otro lado el clown necesita de la pureza de la aplicación de la técnica actoral, lleva implícito el desarrollo de muchas habilidades e incluso la de prescindir de la palabra, por eso no me considero un clown, confiesa.
Flechita es un payaso latino de Limonar, que transita por Matanzas en bicicleta para acudir a sus escenarios, el personaje de un cubano de 61 años de edad que a las nuevas generaciones de artistas aconseja documentarse mucho para proyectarse con responsabilidad.
¿Cuál es el momento que más disfruta cuando está en un espectáculo?: “Cuando termino, porque comparto espontáneamente con los pequeños, antes los veo contentos, pero no tengo esa posibilidad de compartir mucho sino de mostrarles un trabajo que ya uno lo tiene mecanizado, uno lo tiene sabido.
En determinado momento tiene que ajustarse el plan y hacer variaciones rápidas, pero eso es otra cosa, no es esto de verlos que están contentos y quieren tomarse una foto, o lacerarme un poco cuando veo que se me acabaron los globos para regalar”.
Hace años que Valois viaja en bicicleta. Desde el Periodo Especial de los años 90, sabe que se puede consumir mucho tiempo en las paradas por eso prefiere los pedales, y así tiene autonomía para llegar a donde debe, y provocar sonrisas.