Fermín Valdés Domínguez en la ruta martiana

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ACN - Cuba
Marta Gómez Ferrals | Foto: Archivo
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11 Junio 2025

   A 115 años de su fallecimiento en La Habana, su ciudad natal, Fermín Valdés Domínguez sigue presente en la memoria de los cubanos como el hermano del alma de José Martí, y como el patriota que jamás se apartó de la ruta independentista abrazada junto al Apóstol, aunque vivieron años alejados por la geografía, después de cimentar una amistad entrañable desde la infancia.

   Fermín, muerto por causas naturales el 13 de junio de 1910 en la propia ciudad donde vio la luz,  pudo sobrevivir 15 años a su compañero de causa.

   Nacido el 10 de julio de 1853, llevó en sus primeros años una vida sin carencias al ser prohijado junto a un hermano por un sacerdote español, con recursos económicos, quien les ofreció verdadero amor familiar y educación. Eran dos niños procedentes de la Casa de Beneficencia.

   Pudo vivir más, pero su vida entregada a tiempo completo a sus labores de médico, a la Patria y a la búsqueda de la verdad y la justicia en torno al lugar de enterramiento de los ocho estudiantes de Medicina inocentes y masacrados por el colonialismo español en 1871, fue también azarosa, por lo cual su salud se quebrantó tempranamente.

   Sus últimas acciones por la independencia de Cuba lo habían llevado en 1894 a Estados Unidos para colaborar en unión del  Maestro en los preparativos de la Guerra Necesaria (1895-1898), y tras la partida de Martí, permaneció allí para apoyar la contienda iniciada el 24 de febrero de 1895 con la recaudación de recursos.

   La muerte en combate de su amigo, el 19 de mayo de ese propio año, lo compulsó a embarcarse con presteza en una expedición que salió con rumbo a suelo patrio y luego se incorporó al Ejército Libertador.

   Ya en los campos de batalla, por su profesión de galeno ocupó cargos de Jefe de Sanidad de los cuerpos militares de Las Villas y Oriente, asistió a la Asamblea Constituyente de Jimaguayú y fue ayudante del General en Jefe Máximo Gómez. Alcanzó el grado de coronel.

   Al finalizar la guerra y frustrada la independencia por la ocupación estadounidense, Valdés Domínguez optó por radicarse en la capital.

   No tuvo ningún cargo en la seudorrepública y en 1907 integró la Junta Patriótica de La Habana, desde la cual se opuso al anexionismo reaparecido en ciertos sectores durante la segunda intervención militar estadounidense de 1906 a 1909.

   Cumplió siempre su deber patriótico al participar en acciones cívicas y fue un hombre multifacético. En su juventud se graduó como médico en España, tras una accidentada carrera, por sus acciones políticas en el país.

   Poseedor, como su gran amigo de la infancia y adolescencia, de una vasta cultura humanística, lo dominaba la sed del conocimiento, por lo que cursó sus estudios a cabalidad durante su fecunda estancia en suelo de la metrópoli.

   La amistad, o mejor dicho hermandad entre Pepe Martí y Fermín merece unas líneas. Se conocieron de niños, en la escuela primaria de San Anacleto.

   Sus vínculos se hicieron mayores al cursar ambos los estudios de primaria superior en el colegio dirigido por Rafael María de Mendive, el pedagogo que influyó sobremanera en la formación patriótica, moral y en el ideario independentista de los jovencitos.

   En 1869, Fermín Valdés Domínguez y Pepe (José Julián Martí y Pérez), se vieron envueltos juntos en sucesos de dramáticas consecuencias.

   Mientras al joven Martí terminó condenado a seis años de prisión en las canteras de San Lázaro, con solo 16 años, al comprobarse su autoría de una carta en la cual se acusaba a un compañero de apóstata por haberse incorporado al cuerpo represivo y criminal de los Voluntarios de La Habana, al servicio de la corona.

   Pese a que Fermín también admitió haber sido el autor, la caligrafía de la misiva inclinó la mayor culpabilidad hacia Martí. Fermín, empero, tuvo que cumplir seis meses de cárcel.

   Al iniciar su preparación en Medicina en La Habana, Fermín es implicado nuevamente en otro proceso, el que concluyó con el crimen monstruoso de los ocho inocentes estudiantes de Medicina, el 27 de noviembre de 1871.

   Aunque no le tocó la muerte por fusilamiento en el macabro sorteo que finalmente hicieron las autoridades, fue condenado a seis años de cárcel esta vez.

   Aquel suceso de espanto lo marcó para toda su existencia y en lo adelante luchó con valentía, sin descansar, incluso mucho tiempo después, por vindicar la memoria de sus antiguos y amados compañeros de estudio.

   Al finalizar sus carreras, Martí tomó los rumbos del exilio en países de América Latina: México, Guatemala, Venezuela y más tarde Estados Unidos. Fermín ejerció su carrera en 1876 en La Habana, pero la amistad entre ambos continuó. Nada apartó a Fermín Valdés Domínguez de la ruta tomada por él y José Martí en sus años de iniciación revolucionaria.