Uno de los acuerdos del más reciente pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CCPCC) es que el pueblo conozca el Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, en aras de que participe y aporte ideas y propuestas que permitan también perfeccionarlo.
Camino a una dinámica mayor de su construcción, como recientemente definió este paso ante los diputados de la Comisión de Asuntos Económicos, Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del CCPCC y Presidente de la República, debemos reconocer que hay temas que por su complejidad e interconexión con otros a muchos compatriotas quizás les sean ajenos o distantes de la vida cotidiana, o de interés solo para altas esferas, incluida la academia.
Por ejemplo, el propio concepto de estabilización macroeconómica, el primero de los objetivos del referido programa y que ya comienza a exhibir muy discretos resultados con la disminución del déficit fiscal, consideramos que no tiene aún una cabal comprensión en nuestra gente.
Diversas crisis simultáneas con inevitables impactos sociales enfrenta el país, por lo que no podemos soslayar las causas y el adverso escenario en que se desenvuelve esta economía de guerra, urgida de divisas.
Porque las distorsiones macroeconómicas son aquellas referidas a las estructuras agregadas de la economía, tales como el sector externo, las cuentas presupuestarias, las relaciones cambiarias y la estabilidad del sector financiero como un todo.
Entonces la insuficiente generación de divisas, la alta dependencia de las importaciones, la inexistencia de un mercado cambiario oficial sostenible, los altos déficits fiscales y operaciones que se financian con emisiones primarias de dinero, los elevados niveles de subdeclaración y evasión fiscal en los actores económicos privados y el sector cooperativo, y la dolarización parcial de la economía son, entre otros, desafíos a enfrentar.
Concretamente en el municipio, allí donde se ganan hoy las principales batallas, persisten deficiencias, de acuerdo con un informe de las comisiones permanentes del Parlamento, sobre la implementación del Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.
Entre ellas se señala la subutilización de los fondos de contribución territorial, demoras en los procesos de aprobación y bancarización, incumplimientos de los planes de ingresos tributarios especialmente entre los actores económicos no estatales, y las quejas de la población en cuanto a los altos precios y la inflación.
Tal cual se dijo en junio pasado en el 9no. Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (Anec), los problemas de fondo de la economía cubana se deciden en la microeconomía, en la eficiencia de los mecanismos económicos para asignar recursos y estimular el crecimiento de la productividad.
Pero volviendo al tema de la estabilización macroeconómica, ésta, sin dudas, debe estar enfocada, en primer lugar, a la reducción de los déficits fiscales mediante el incremento de los ingresos presupuestarios y una disminución progresiva de los gastos en base a un mayor nivel de eficiencia en el empleo de los recursos presupuestados.
Las Proyecciones del gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía deben entonces continuar impactando de forma positiva en el Presupuesto del 2025, tal como sucedió el año pasado cuando se logró reducir un alto déficit, que se había previsto fuese superior a los 147 mil millones de pesos, y también ahora, con cierre de mayo, se mantuvo esa favorable tendencia.
En el reciente Quinto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se informó que lograron superávit cuatro provincias: La Habana, Matanzas, Artemisa y Villa Clara, y se superó la cantidad de municipios con esa condición: 58.
El Presupuesto del Estado ha tenido también de manera constante un superávit todos los meses del año, al ascender a 27 mil millones.
Al respecto, en las conclusiones de la cita parlamentaria el Presidente Miguel Díaz-Canel subrayó que ese resultado, importantísimo para la economía, redunda en un trascendental impacto social: nos va a permitir redistribuir esos ingresos hacia los sectores más vulnerables como son, en estos momentos, nuestros jubilados.
En tal sentido, remarcó que la divisa principal en la política fiscal es, y seguirá siendo, atender a aquellos en la sociedad que sufren con más rigor la difícil situación del país, bajo el dogal del plan de asfixia recogido en el Memorando Presidencial de Donald Trump.
Tal como informó Vladimir Regueiro Ale, ministro de Finanzas y Precios, el déficit fiscal con cierre del 2024 representó 6,5% del Producto Interno Bruto a precios corrientes, resultado que acentúa la tendencia de los últimos años de mejorar ese indicador, lo cual significa que el Estado está logrando equilibrar sus ingresos y gastos, con base en una mayor disciplina fiscal.
Con ello disminuye la necesidad de endeudamiento o emisión monetaria, a la vez que contribuye a la estabilidad económica y permite liberar recursos para financiar inversiones y garantizar una economía más sostenible a mediano y largo plazos.
Resumiendo: como en economía, tal cual ha dicho el Doctor en Ciencias Económicas José Luis Rodríguez, el orden de los factores sí altera el producto, su reanimación pasa por transformaciones estructurales y la aplicación de políticas públicas, cuyos beneficios -en honor a la verdad- no están "al doblar la esquina".
Veamos entonces la estabilización macroeconómica como las condiciones o políticas que necesita llevar a cabo el país para que la economía prospere, y con ello el bienestar de la población.