Cubavisión se despide hoy de su telenovela nacional de temporada, Sábados de Gloria; un zoom a los valores de la mujer cubana de la mediana edad, según su realizadora Tamara Castellanos.
En conversación exclusiva con la Agencia Cubana de Noticias, la también destacada actriz y presentadora del gustado espacio Cuando una Mujer, reveló cómo fue ese acercamiento a conflictos que sólo se solucionan a través del amor y la amistad.
—Durante este tiempo de la telenovela en pantalla, has vindicado muchas veces el rol de las mujeres de la llamada mediana edad, representadas por los personajes centrales: Karelia, Omara y Rita, estas tres grandes amigas (Yudexi de la Torre, Tahimí Alvariño y Yessie Guridi). ¿Hasta qué punto consideraste atractivo este grupo etario al asumir la dirección?
El tema, la línea argumental concebida por Jorge Luis Sánchez, donde tres amigas de la infancia se debaten entre adversidades familiares, sociales y profesionales, fue lo que más me atrajo desde el primer momento. Las féminas de la mediana edad en la Cuba de hoy, definen una generación donde hay mucha nostalgia en muchos sentidos.
Somos una generación -digo somos porque ya yo pertenezco a ella- heredera de cambios, de procesos que revolucionaron muchas cosas, y la que actualmente sostiene en buena medida a la sociedad.
Creo que el optimismo de esta generación viene de ahí. Y por eso somos sustentadores de aquellos que se están yendo por ley natural como nuestros padres, y de quienes están surgiendo en nuestro tiempo, los jóvenes, el futuro. De todas las aristas posibles a tratar, Sábados de Gloria se centra en la fidelidad y el respeto entre esas amigas; también del rescate de valores, de la familia, de la profesionalidad y de ser consecuente.
—La telenovela supo reunir temas que, aunque forman parte de la estructura social, han figurado la mayoría de las veces a la sombra, como una especie de tabú. ¿Cuáles fueron los abordajes que más complejos te resultaron?
La relación entre dos mujeres, en este caso entre Isis y Melissa, ya se ha expuesto en otros audiovisuales.
Desde que leí el guion, lo que supe que generaría cierta polémica era la trieja entre Paloma, Eduardo y Javier (Ary Fonseca, George Abreu y Alberto Corona). Por eso hicimos un estudio, e incluso intercambiamos con jóvenes para saber sus criterios al respecto.
Ya a la hora de la puesta, en el set de grabación, siempre me enfoqué en que debía ser algo sublime, que ese mismo amor tributara al tema general. Ellos también defienden el amor consensuado con fidelidad y respeto, en igualdad de derechos.
—La codirección de Asuntos Pendientes y la realización del premiado telefilme A contraluz, crees que te prepararon para asumir “Sábados de Gloria”?
Sí, por supuesto. Esos proyectos fueron vitales. Fue un proceso muy complejo porque son muchas las dificultades que hay que afrontar.
Hubo cosas que no pudieron concretarse como las concebimos. Por ejemplo, temas de fluido eléctrico que nos obligaron a improvisar ambientes e iluminaciones led para no dilatar los procesos de producción, aunque tengo que decir que todas las especialidades técnicas pusieron todo su empeño para que saliera algo digno.
Ernesto Fiallo se unió al proyecto como codirector, lo cual me dio mucha satisfacción porque teníamos ganas de trabajar juntos desde tiempos de la escuela.
Considero, en sentido general, que el resultado más importante es la aceptación del público.
—¿Principales aciertos?
El televidente cubano es muy buen consumidor del género telenovela. Creo que hay que destacar el casting, donde pudimos reunir y reencontrar a actores reconocidos y de vasta experiencia. Otro acierto resulta el abordaje de las temáticas que hilan todo el argumento y cada subtrama.
—Más que un simple cameo, Tamara también desempeñó un personaje (Gladys), las veces de Pepe Grillo y otras como confidente-espectadora de un ambiente laboral matizado por situaciones cotidianas y conflictos. ¿Cómo se vive ser esa especie de juez y parte en una producción compleja en sí misma?
La actuación es mi pasión. Aunque era un papel pequeño, decidí asumirlo. No quiero que el público y otros directores dejen de ver a la actriz. Me apoyé mucho en el director asistente, Alfredo Pérez, quien estaba atento a cada detalle en esas escenas. Creo que el trabajo de mesa fue fundamental para llegar a las locaciones con una idea muy clara de las cosas.
Comenzamos a grabar con 20 capítulos, y luego se fue agregando el resto. Disciplina y rigor fueron clave en todo el proceso, desde los ensayos hasta cada rol de las especialidades en cada momento. Por eso, cuando estoy dirigiendo me pongo en el lugar del actor o actriz, porque ya lo he vivido muchas veces, y quiero que estén cómodos todo el tiempo -casi 16 horas diarias- para no comprometer el resultado.
—¿Crees que aún el tema de la mujer cubana contemporánea no ha sido suficientemente abordado?
Falta mucho por hacer, hay muchos temas por explorar sobre la mujer cubana en la Cuba de ahora mismo. Cada día nos enfrentamos a situaciones muy complejas; pero tengo fe en que otros proyectos expongan esas problemáticas.
—¿Si volvieras a hacer “Sábados de Gloria”, qué le cambiarías?
Cambiarle, nada. Pero si tuviera que acometer la realización nuevamente, la palabra sería “tiempo”. Más tiempo para poner en evidencia muchas más cosas de las que allí aparecen. El tiempo es el mejor amigo, el que cura, la mejor de las palabras. Por eso le digo a los cubanos que nunca pierdan la fe y sigan con entereza, valentía y firmeza como hasta ahora. Con tiempo, los cubanos lo resolvemos todo.
Aprovecho para agradecer al público, en mi nombre y del equipo, por su increíble respuesta y fidelidad. Han seguido la telenovela a pesar de las inclemencias de la situación energética, gracias a los horarios de retransmisión. Por supuesto, estoy feliz por el impacto en las redes sociales, por el apoyo de los grupos de seguidores. Sin ellos todo hubiera sido más complejo.
Conseguimos sensibilizar, polemizar, remover, y eso ya es una señal de acierto. Muchas gracias. Ahora, a disfrutar de la última entrega de Sábados de Gloria.