Cuba de pie honrando a Fidel, a nueve años de su sobrevida

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ACN - Cuba
Aida Quintero Dip
44
23 Noviembre 2025

  La Revolución cubana sigue de pie, desafiando, luchando, venciendo, honrando a su Comandante en Jefe Fidel Castro, a nueve años de la sobrevida (25 de noviembre de 2016), como mejor tributo que puede ofrendarle este pueblo al líder invicto que puso luces en el corazón de sus compatriotas para alumbrar y desbrozar los caminos por muy difíciles que fueran, en la búsqueda constante de la victoria y la prosperidad.

    Desde la punta de Maisí al cabo de San Antonio se evoca, en este noviembre, el trayecto de la Caravana de la Libertad en su viaje de La Habana a Santiago de Cuba, con sus cenizas para ser depositadas en el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia, muy cerca de su maestro José Martí, del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y de Mariana Grajales, la madre de todos los cubanos.

    Palmo a palmo en cada pedacito del archipiélago conocen bien la grandeza de este excepcional hijo que nos acompañó por tantos años al frente de la nación lúcido, batallador, visionario, íntegro; de proverbial perspectiva para adoptar las mejores decisiones ante cada combate y cada peligro.

    Nunca temió a los riesgos ni a las dificultades y echó rodilla en tierra junto a los suyos, en la búsqueda de soluciones a los problemas más acuciantes.

    A su magisterio y espíritu indoblegable este pueblo le debe haber aprendido a leer y escribir con la Campaña de Alfabetización, apenas triunfó el proceso emancipador; con igual postura mostró pelea cara a cara hasta vencer al imperialismo en Playa Girón, y enseñó a defender las conquistas para seguir siendo libres y soberanos.

    Solo un corajudo de su estirpe pudo brillar en las batallas internacionales frente al imperialismo y persistir en los ideales de unidad de las fuerzas revolucionarias; alertó, denunció, defendió y salvó a su coterráneos con la misma pasión y firmeza que en tribunas de la ONU desafió las más insospechadas barreras y afianzó la fe en el futuro.

    En tiempos de huracanes, emergencia sanitaria y recrudecido bloqueo sus lecciones son más necesarias que nunca, para inculcar la resistencia y la creatividad que hacen falta para las proezas de la ciencia en ensayos clínicos y vacunas salvadoras, y en multiplicar el espíritu de lucha y solidaridad entre compatriotas para vencer las situaciones más complejas.

   Por estos días se evoca, en especial, al Fidel que estremeció con su Primero de Enero en el corazón de la urbe oriental, para proclamar el triunfo de una Revolución más grande que nosotros mismos y a la que enseñó a cuidar como la niña de los ojos, para que ningún enemigo cruel y prepotente pudiera dañarla.

    En esta tierra de épica tuvo su Moncada y su 30 de Noviembre, el día en que la ciudad se alzó vestida de verde olivo para apoyar el desembarco del Granma; aquí tuvo un vínculo afectivo e histórico extraordinario cuando niño vino a estudiar, en los días de la guerra sintió el respaldo incondicional de Frank País y los combatientes clandestinos y como constructor de la Patria nueva le inspiraron y tendieron los brazos para mantener inhiesta la bandera.

    A su regazo venía una y otra vez a celebrar victorias, recordar la historia, a los héroes y mártires, o reflexionar sobre temas medulares de la política exterior y de asuntos internos, o denunciar en complicidad maniobras del imperio que nunca se conformó con la osadía de Fidel y los cubanos.

    Cada cual tiene muy cerca del corazón a su propio Fidel, ese hombre de ancestral patriotismo y gran dimensión humana que no solo luchó por los suyos. En Cumbres del planeta advirtió a los pueblos de los peligros de la guerra y del hambre, a la vez que fue férreo defensor de la paz y la justicia social, muy seguro de que un mundo mejor es posible.

    Por eso hoy recuerdan al revolucionario que encarnó como pocos el espíritu internacionalista de solidaridad con los pueblos y fue artífice de la ayuda a naciones amigas como Angola, Etiopía, Namibia, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Sudáfrica, con la misma energía que proyectó y guio planes para el avance de su país pobre y subdesarrollado. 

     Ícono de afanes por el mejoramiento humano y la utilidad de la virtud, con un discurso creíble en defensa de los más necesitados, legó una obra que trascenderá la época como forjador de ideas que acercan los amaneceres y abren nuevos caminos.

    El Comandante en Jefe había vaticinado en la clausura del Cuarto Congreso del Partido en la histórica plaza santiaguera: “(…) los hombres pueden morir, ¡pero las ideas no morirán jamás!

    Lo dijo también el cantor venezolano Alí Primera: "Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos".

    Ese es Fidel, el invicto guerrero que está al pie del cañón guiando las batallas que libra Cuba por el bien de todos, a nueve años de su sobrevida.