Innumerables triunfos y momentos de alegría ha tenido el atletismo cubano en su rica historia de 110 años, con figuras destacadas y reconocidas a nivel mundial por sus hazañas deportivas en diversos escenarios.
Y es que sería imposible hablar del deporte rey en Cuba sin mencionar a atletas como Rafael Fortún, Enrique Figuerola, Alberto Juantorena, María Caridad Colón, Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirot e Iván Pedroso, por solo citar algunos ejemplos.
Esas luminarias y otras tantas, engrandecieron con sus resultados el prestigio de la isla caribeña en una disciplina que, entre sus antecedentes imprescindibles, hay que remontarse a los Juegos Olímpicos de 1904, donde compitió Félix Carvajal, conocido como el “Andarín Carvajal”.
En esa lid estival, Carvajal estuvo cerca del podio de premiaciones, al ocupar el cuarto lugar en la maratón de 41 kilómetros, en la que participaron 118 corredores de 10 países.
Al siguiente año, según registros históricos, se efectúo por primera vez una competencia atlética en la mayor de las Antillas, el tres de diciembre de 1905.
En esa ocasión, se realizó de manera oficial un tope bilateral entre el Vedado Tenis Club y la Universidad de La Habana, en los terrenos del entonces Club Habana, ubicado en Línea y G, en el Vedado, donde hoy radica el hospital materno América Arias.
Después se darían pasos para desarrollar y fortalecer ese deporte, como el surgimiento en febrero de 1922 de la Federación Cubana de Atletismo, que a su vez fue reconocida en el mes de marzo como el miembro 34 de la Federación Internacional.
Asimismo, ese propio año se convoca al primer campeonato nacional con la participación de siete clubes, solo con representación masculina.
Ya en 1926 llegarían las victorias en la arena internacional, cuando el martillista Troadio Hernández se convirtió en el primer campeón del atletismo cubano en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede entonces en México.
También en esa cita alcanzaron títulos José Santurjo, del salto con pértiga, Luis Lewis (jabalina), Pedro Rodríguez (impulsión de la bala) y Sergio Macías, en el triple salto.
Luego vendría la doble coronación del velocista Fortún, ganador de las medallas de oro en los 100 y 200 metros en los Juegos Panamericanos de 1951, en Buenos Aires, Argentina, para convertirse así en el primer monarca de Cuba en ese tipo de certámenes.
Con el triunfo de la Revolución de 1959, nuevas páginas de glorias serían escritas, y entre sus protagonistas habría que mencionar a Figuerola, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Tokío, Japón, en 1964.
Con ese segundo lugar conseguido en la prueba de los 100 metros planos, el “Fígaro” pasaría a la historia al aportar la primera presea del deporte antillana -en citas de ese tipo- tras el éxito revolucionario.
Más tarde se sucederían momentos inolvidables y de especial significado -no podemos referirnos a todos-, como el récord mundial del triplista Pedro Pérez Dueñas, quien se estiró hasta los 17,40 m en la justa continental de Cali, Colombia, en 1971.
Cómo olvidar, además, los dos títulos olímpicos conquistados por Alberto Juantorena en Montreal 1976, al dominar los 400 y 800 m, en esta última especialidad con primacía del orbe de un minuto, 43 segundos y 50 centésimas.
Tampoco sería fácil dejar de mencionar a María Caridad Colón, ganadora del lanzamiento de la jabalina con un envío de 68,40 metros, en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980; y por si fuera poco se erigió como la primera mujer latinoamericana campeona en una lid estival.
Esas figuras que tanto brillo dieron al deporte rey de la isla caribeña, fueron ejemplos para atletas del nivel de Sotomayor –actual recordista del mundo en salto de altura con marca de 2,45 m- vencedor igualmente en torneos universales y olímpicos.
También descollaron Ana Fidelia, doble titular mundial en los 800 m, el triplista Yoelbis Quesada y la vallista larga Daimí Pernía, dueños de un cetro, así como también el saltador Iván Pedroso, ganador de nueve coronas, cinco bajo techo y cuatro al aire libre.
A su vez, la martillista Yipsi Moreno sobresalió por méritos propios con sus tres preseas doradas en eventos del orbe; mientras que Anier García alcanzó la gloria olímpica en los Juegos de Sydney 2000, y la jabalinista Olisdeilys Menéndez se consagró en Atenas 2004.
Esos atletas y muchos más, son la viva muestra de los excelentes resultados que Cuba ha tenido en el atletismo, como merecido homenaje a los 110 años de una disciplina que, de seguro, todavía regalará nuevas alegrías y triunfos al movimiento deportivo en la Isla.