Sancti Spíritus, 2 nov (ACN) Su primera reacción fue abrazar la bolsa que guarda en el cuarto, pero bastaron las palabras de sus padres y las fotos mostradas para que María Carla Rodríguez recogiera parte de sus juguetes para donarlos a otros niños afectados por el huracán Oscar en Guantánamo, gesto que se multiplicó en todo Sancti Spíritus, quizás la mejor forma de compensar tamaña huella devastadora.
Organizaciones de masas, centros docentes y estatales, instituciones, bases productivas, Cooperativas NO Agropecuarias (CNA) y el pueblo, en general, se movilizaron en un "evento" de mayores proporciones que el propio fenómeno hidrometeorológico que azotó con furia la región oriental y, en muy pocos días, recolectaron ropas, calzados, juguetes, útiles escolares.
Uno de los peluches con los que solía entretenerse con sus amigos del barrio, dos vestidos, las chancletas que ya le quedaban apretadas, una goma de borrar, son algunas de las prendas que ella misma separó para otros infantes que puedan necesitarlos, relató a la ACN Danaisy García, la madre de María Carla que también juntó varios objetos.
El gesto de esta familia de la zona norte de la capital provincial tampoco pasó desapercibido para los que convirtieron sus oficinas en una suerte de almacén, recepcionaron y clasificaron cada paquete y organizaron todo para visibilizar la labor de los que permanecen "codo a codo" en la recuperación.
Nos sorprendió gratamente la respuesta del pueblo, comentaron trabajadores de las organizaciones de masas encargados de estas tareas.
Llegados de todos los municipios espirituanos, a los bultos solidarios se unieron las producciones de la Planta de Perros Calientes, única de su tipo en Cuba y desde donde salieron toneladas del demandado alimento.
Mientras, perfiles de la red social Facebook dieron cuenta de las escobas y escobillones, de las sillas para niños, rollos de manguera o cestos donados para los guantanameros en la CNA La Esperanza, de Fomento.
Para el colectivo reconocido en la Isla por los elementos que obtiene del plástico reciclado y por su apoyo a hospitales, instituciones y damnificados de otros eventos similares, se trata de una forma de contribuir desde sus máquinas artesanales con las familias que lo perdieron prácticamente todo.
Fundada oficialmente hace una década, La Esperanza produjo en sus inicios mangueras, pero la expansión hacia la madera plástica y la adaptación constante del equipamiento facilitan la obtención de una amplia gama de surtidos que incluyen muebles para terraza, sala o comedor, comederos para aves y una línea de mobiliario infantil que despierta muchísimo interés.
En 2022, cuando el huracán Ian impactó a la porción más occidental de la nación, 15 módulos para viviendas confeccionados en la cooperativa fomentense "viajaron" hasta el poblado de La Coloma, en Pinar del Río.