La Habana, 13 jun (ACN) Si se quiere avanzar hacia metas más ambiciosas de conservación marina es esencial una cooperación internacional activa y solidaria, que refuerce nuestra capacidad colectiva de construir un futuro sustentado por océanos saludables y equitativamente gestionados, sugirió un experto cubano en Niza, Francia.
José Fidel Santana Núñez, viceministro primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) hizo la proposición al intervenir en el Panel de Alto Nivel del Evento Paralelo Uniendo Gobernanza Regional, correspondiente a la III Conferencia Internacional sobre Océanos, que concluye hoy en esa ciudad francesa.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los países del Caribe para cumplir con la Meta 3 del Marco Mundial de Biodiversidad y cómo puede tratarse desde la cooperación regional?, preguntó en su discurso, al que tuvo acceso la Agencia Cubana de Noticias.
En primer lugar, se refirió al valor de plataformas regionales, entre ellas, el Corredor Biológico en el Caribe (CBC), el cual ha demostrado su madurez y solidez como mecanismo para la cooperación técnica entre los países miembros.
Añadió que la iniciativa evidencia que, frente a limitaciones comunes, es posible construir soluciones compartidas, pues a través del Corredor se han generado mecanismos para alinear políticas, intercambiar experiencias, fortalecer capacidades nacionales y promover una gestión más integrada de la biodiversidad, tanto terrestre como marina.
Opinó que se trata de una plataforma que nos permite optimizar el uso de nuestros limitados recursos económicos, tecnológicos y científicos, a partir de una visión común y una acción coordinada, dada la conectividad de los ecosistemas de sus miembros.
Más allá de los logros técnicos, continuó, lo que hace una experiencia valiosa es su enfoque colaborativo y su capacidad para fortalecer el tejido de confianza entre países vecinos, para articular esfuerzos con otras ideas de la región.
Consideró que es un ejemplo específico de cómo la cooperación puede traducirse en resultados tangibles, incluso en contextos marcados por múltiples desafíos.
Exhortó a continuar potenciándola para la captación de recursos, conocimientos y tecnologías adicionales, destinados a la solución de problemas nacionales, con un enfoque regional, e impacto local, en aspectos relacionados con la biodiversidad, el cambio climático y la protección y uso sostenible del Mar Caribe.
Reiteró que alcanzar los objetivos globales en materia de biodiversidad, incluyendo lo relativo a lo marino costero, exige fortalecer los mecanismos de cooperación regional que tenemos a nuestra disposición.
En conclusión, dijo que plataformas como el Corredor Biológico del Caribe deben ser respaldadas, ampliadas y replicadas, porque son vehículos efectivos para traducir los compromisos multilaterales en acciones que beneficien a nuestras comunidades y protejan nuestras costas, mares y océanos.
Respecto a las Antillas Mayores, el área marina bajo jurisdicción de cada isla representa, en promedio, más de seis veces su superficie terrestre, una desproporción que implica que cualquier estrategia nacional de conservación debe considerar una dimensión marina mucho más amplia que la terrestre, porque es donde también persisten los mayores vacíos de conservación y es casi nula la existencia de sistemas de vigilancia y monitoreo acerca de la efectividad de esa proyección en sus ecosistemas.