Noemí del Toro: guardiana de las tradiciones del ron cubano

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ACN - Cuba
NELSON HAIR MELIK MARRERO I Foto:Javier Arzuaga
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05 Agosto 2024

Desde niña, el aroma de las mieles de caña y el bullicio de las fábricas de la antigua Compañía Bacardí, cercanas a su casa, formaron parte de la vida cotidiana de Noemí del Toro, entorno de profunda influencia en su futuro, sembrando en ella una pasión para toda la vida.

   Impulsada por su interés en la mezcla de sustancias y la producción de bebidas espirituosas, estudió Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría”, para luego iniciar la trayectoria laboral en la ronera de Santiago de Cuba, cuna del Ron Ligero.

   Allí, consolidó conocimientos relacionados con los sistemas de normalización y gestión de calidad, medio ambiente e innovación y se desempeñó en varias responsabilidades vinculadas a los procesos técnicos de base y a la administración que, junto a cursos de superación y estudios autodidácticos, fortalecieron su preparación integral.

   Todo ello, a la par con sus años de trabajo en la producción, conducta ejemplar, habilidades y compromiso con la cultura ronera, le valió para ser propuesta en el 2015 como maestra aspirante y cuatro calendarios después de pertenecer al movimiento obtuvo la categoría Maestra del Ron Cubano, siendo la segunda mujer nacida en la isla antillana en alcanzar esa condición.

   Cuba contaba ya con la Maestra Salomé Alemán, en la Ronera de Santa Cruz, por lo cual existía experiencia de participación femenina en el desarrollo de esa cultura, de nuevas tecnologías y productos inspirados en quienes las antecedieron y concedieron la sabiduría sin ningún prejuicio o reserva para incluirlas, refirió Del Toro en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias.

   En la actualidad, dijo, cuentan con cinco maestros aspirantes, de ellos, tres son mujeres, garantes de la continuidad en ese vital sector y demostrando que en este país las damas tienen la posibilidad de alcanzar sus sueños.

   Tuvo la suerte de vincularse al Primer Maestro José Navarro Campa, fallecido en septiembre del 2020, quien la guió en su proyección hacia la tecnología del ron y le enseñó lo necesario en la industria, conocimientos útiles para unir técnicas modernas con la herencia más autóctona, esa que ama, representa y defiende.

   El Maestro del Ron Cubano es un fiel protector de tradiciones legadas, y tiene la responsabilidad de interiorizarlas, desarrollarlas, preservarlas y transmitirlas a las jóvenes generaciones y, de manera general, al equipo de especialistas con el que trabaja, así como ser consecuente con lo logrado, en aras de mantener una práctica de más de 160 años, manifestó la entrevistada.

   También desarrollan nuevas propuestas espirituosas y son los encargados de la elaboración de aguardientes y rones bases, y de la selección de barriles para el añejamiento, con el objetivo de garantizar la identidad característica del producto cubano en el mundo y la calidad requerida en las normas y exigencias de esas bebidas.

   Señaló que dirigen técnicamente los diseños de equipos de filtración, y potencian el cuidado y protección del medio ambiente, la innovación tecnológica y actualización informativa constante, referente a gustos del cliente y exigencias del mercado, entre otras tareas.

   La declaratoria de los saberes de los Maestros del Ron Cubano como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en noviembre de 2022 constituye reconocimiento al esfuerzo de más de un siglo y medio por conservarlos y transmitirlos de generación en generación con incalculables valores éticos y morales, destreza, sensibilidad, compromiso y trabajo colectivo.

   De acuerdo con la también Doctora en Ciencias, esa categoría robustece la pasión y el bregar diario para que el ron cubano, ese que solo se puede hacer en estas tierras, originado de la caña de azúcar y vinculado al clima tropical, continúe siendo parte de la identidad nacional, reconocido en el orbe y por su aporte a la economía.

   Resaltó el papel del movimiento con sus misiones, programas y estrategias, en aras de la salvaguarda, que incluye a las roneras y sus trabajadores, y para alcanzar mayor reconocimiento social por lo que representa para la cultura cubana y universal.

   Ser Maestro Ronero no es un título académico, es una práctica social que se aprende en las bodegas de añejamiento, laboratorios y salas de mezcla, tampoco es un privilegio o una condecoración, apunta a asumir la responsabilidad de cuidar lo que otros mejoraron de forma tradicional, logrando calidad superior en la elaboración del Ron Ligero, afirmó.

   Según expresó, exige superarse todos los días, ser más comunicativos y lograr desde el ejemplo y actuar que sea deseado por el nuevo personal, tras el propósito de continuar la tradición por muchos años.

   Para Del Toro, el amar cada proceso y hacerlo lo mejor posible permite reforzar y enriquecer un universo mágico, lleno de saberes, como todo lo que rodea al sabor líquido de lo cubano.