Los muchachos de Artemisa

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Lino Luben Pérez | Foto:
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13 Mayo 2025

Artemisa entró en la historia como una joven rebelde, alegre, hermosa; amante de la independencia, solidaria y combativa, argumenta María de las Nieves Galá León, Licenciada en Periodismo y Máster en Didáctica de las Humanidades, una de las autoras del libro Los muchachos de Artemisa que contiene un acercamiento a la vida de sus jóvenes que participaron en las acciones del 26 de Julio de 1953 en Santiago de Cuba.

   Con su colega Felipa Pérez Ramos, ambas entonces en el periódico Trabajadores, el volumen lo publicó en formato digital la editorial Verde Olivo y lo presentaron en una de las salas del Parque Histórico Militar San Carlos de la Cabaña, durante las actividades de la edición 31 de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

   A partir de los testimonios ofrecidos a Galá León, actualmente en la Agencia Cubana de Noticias (ACN), y a Suárez Ramos por algunos de los combatientes del asalto al Cuartel  Moncada, conformaron el texto de sumo valor histórico, sobre todo para la primera de ellas, nacida en Pijirigua, pequeño poblado del que salieron varios de los asaltantes.

   Las dos coinciden en que constituye un homenaje a todos los que poseemos una deuda con los jóvenes que asaltaron el cielo por alcanzar sus sueños, por lo que la ACN ofrece una síntesis de su presentación:

   “En la esquina del callejón donde se encuentra ubicada la casa de mis padres, residió hasta su muerte Fidel Labrador García, quien durante las acciones del 26 de julio recibió un balazo en el rostro y a consecuencia de ello perdió un ojo; lo cual significa que crecí con la historia a mi lado.

   “Me uní a este proyecto que en sus inicios no se pensó como un libro. Después nos percatamos de que realmente contábamos con material interesante y útil para transmitir, sobre todo a las nuevas generaciones: la corta pero intensa vida de jóvenes de la Generación del Centenario.

   “Ellos en su mayoría procedían de hogares humildes; algunos se criaron como hermanos y compartieron la misma escuela, maestros, y hasta jugaban pelota en el terreno que hicieron a fuerza de correr de un lado a otro, como una gran familia.

   “Eran, como en una oportunidad enunció el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, hermanos de la vida.”

La Matilde, el barrio de donde salieron varios moncadistas

   Muchas veces se menciona en sus páginas el nombre de La Matilde, el barrio del cual salieron varios de los asaltantes. A través de Ramón Pez Ferro, quien sería el único sobreviviente de los asaltantes al Hospital Civil Saturnino Lora, junto con Melba Hernández Rodríguez del Rey y Haydée Santamaría Cuadrado, recordó que vivía a tres viviendas de Ramiro Valdés.

   Igualmente de Ciro Redondo y Julito Díaz: “Frente por frente a mi hogar estaban el de Rosendo Menéndez, primo de Ramiro; y el tallercito para coger ponches, propiedad de Santana. Pepe Suárez, quien también vivía en las cercanías, sabía que teníamos una actitud y posición claras en relación con Batista, y contactó con nosotros.

   “Por eso los primeros integrantes de la célula éramos de La Matilde.

   “Fueron integrantes de la Juventud Ortodoxa, martianos de corazón, algunos vinculados a la Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (AJEF), que estuvieron en contra del golpe de Estado el 10 de marzo de 1952.

   “Por tanto, estuvieron creadas todas las condiciones para que tantos jóvenes se unieran a la causa promovida por el abogado Fidel Castro Ruz, de forma que 28 artemiseños llegaron a estar presentes en las acciones del 26 de julio de 1953 en la provincia de Oriente”.

   En las entrevistas realizadas a los familiares de los mártires, se descubre la grandeza de estos hombres, su amor a la familia, a la Patria. Tenían sueños, hijos que esperaban por ellos y nunca más volvieron a ver.

   Un ejemplo de eso resultaron los descendientes de Tomás Álvarez Breto: Sergio y Gilda Álvarez Durant.

   A Gilda, la mayor, nunca se le olvidó el instante en que su papá llegaba del trabajo. “Él se paraba en la esquina y cuando nosotros lo divisábamos se agachaba y nos decía: '¿Quién me quiere a mí?'; nos cargaba a los dos y nos llevaba hasta la casa”.

   Cuando Tomás partió, Sergio aún no hablaba y ese día estaba enfermo. Nos dijo Gilda que un rato antes de irse, él se acostó en el piso para que le hiciera cosquillitas en los pies y le expresó a la niña: “Te voy a ir a comprar una muñeca. Mañana yo te traigo una muñeca”.

   La historia narra una anécdota que habla del gran corazón de Rigoberto Corcho. Su hermana, Edelma, se encontraba enferma y él le dio su reloj de pulsera. Ella se opuso, no lo quería coger, porque sabía cuánto lo apreciaba. Rigo le expresó: “Para que sepas la hora en que tienes que tomar las medicinas”.

   Son detalles que hablan de la grandeza de todos. Igual impacto causaron en nosotras las cartas enviadas a sus padres y familiares por Ciro Redondo García y Julito Díaz, de las cuales emanan las ideas, sueños y principios, de los revolucionarios, convertidos en expedicionarios del yate Granma y en integrantes del  Ejército Rebelde.

   Los dos mueren en combate y no pudieron ver el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.

   También recoge, como anexos, una entrevista a la Doctora en Ciencias Jurídicas Marta Prieto Valdés, profesora titular de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, sobre los principios del Derecho Procesal violados durante el juicio seguido a los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

   Resultaron esenciales en la reconstrucción de los hechos, las reiteradas visitas que hicimos al Mausoleo de los Mártires de Artemisa, donde pudimos además de acceder a valiosa bibliografía, contar con el apoyo de todos sus trabajadores.

   También los encuentros sostenidos con Daniel Suárez Rodríguez, historiador artemiseño, la posibilidad de contar con libros publicados sobre esos sucesos, es el caso de Recuerdos del Moncada, escrito por Mario Lazo.

   Los muchachos de Artemisa, constituye un sencillo homenaje a los valerosos jóvenes que se lanzaron a conquistar la libertad definitiva de la Patria. Creemos que cada cubano tiene el deber de defender la causa por la que ellos se lanzaron al combate. Para nosotras, el libro es también motivo de inspiración para nuevas investigaciones.