CDR, organización que nació para ser eterna

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Jeniffer Rodríguez Martinto|Foto|Archivo
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28 Septiembre 2015

 

   Era 28 de septiembre de 1960 y el pueblo congregado de manera espontánea frente al antiguo Palacio presidencial, hoy Museo de la Revolución, escuchaba al Comandante en Jefe Fidel Castro. De repente unos petardos interrumpieron el discurso, y la respuesta de los cubanos no se hizo esperar: entonaron las notas del Himno Nacional y reclamaron justicia.

   Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva. Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo, expresó Fidel en esa ocasión.

   Así surgieron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), un día como hoy, fruto del entusiasmo popular y con el objetivo de vigilar desde los barrios a quienes pretendieran obstruir el proceso revolucionario.

   Desde entonces, esta organización de masas funge como movilizadora para enfrentar las diferentes tareas de defensa de la Revolución desde las estructuras de base, alcanzando importantes resultados en algunas de ellas como las donaciones voluntarias de sangre.

   Sin embargo,  a 55 años de aquella noche histórica, los Comités enfrentan  un nuevo reto no menos relevante que su misión fundacional: lograr la integración a sus filas de las nuevas generaciones, garantes de su supervivencia.

   Para alcanzar dicha meta,  los CDR realizan  un trabajo intensivo con los jóvenes, que incluye la realización de charlas en los barrios, y la creación en las estructuras de base de  una plaza de deporte, cultura y recreación, para ser ocupada por un cederista menor de 40 años.

   Otra de las iniciativas fue la selección en cada cuadra de jóvenes destacados en el trabajo de la organización y la posterior creación de los destacamentos provinciales 55 Aniversario, que participan en las diferentes actividades convocadas por el país.

   No obstante, y a pesar de que estas acciones solo han logrado revertir en cierta medida la situación, aún queda mucho por trabajar en aras de potenciar un acercamiento a los CDR.

   Ingresar a los Comités no debe ser un procedimiento que los propios involucrados desconozcan, debe ser un paso anhelado y consciente.

   Sería oportuno que desde la enseñanza  primaria se les explique a los niños detalladamente la historia de los CDR, sus objetivos y funciones y así, cuando arriben a los 16 años de edad, no los vean como los que convocan a las elecciones parciales y realizan reuniones con el Poder Popular.

   Le corresponde a la organización, de conjunto con  la familia e instituciones sociales, prever la mejor manera de acercarse a estas nuevas generaciones porque tal y como expresara nuestro Héroe Nacional José Martí:  “En prever está el arte de salvar”.