Apuntes de un viaje a la ruta de Cervantes y Don Quijote

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María Elena Balán Sainz
1551
04 Febrero 2015

 

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Cautivada desde los años infantiles por Don Quijote de la Mancha y sus atrevidas aventuras, resultó gratificante conocer el sitio donde nació en Alcalá de Henares, España, el 29 de septiembre de 1547 su padre, el escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, quien dio vida a este insigne personaje y su acompañante Sancho Panza.
  Mucho más cuando en estos días titulares de medios informativos señalan el presunto hallazgo de los restos mortales de Cervantes en un ataúd en la cripta del Convento de las Trinitarias Descalzas, en Madrid.
  No existe ninguna imagen auténtica de Cervantes, todas las que se ven o son retratos de otras personas, o creaciones de artistas modernos, pero los investigadores buscarán señales de la atrofia ósea en los huesos del metacarpo y los impactos de pelotas de arcabuz en el esternón, recibidos por el escritor en la batalla de Lepanto.
  En Alcalá de Henares (Comunidad de Madrid), en su calle Mayor, arteria histórica de la ciudad, cubierta de soportales y zona comercial por excelencia, existe un edificio donde se encuentra la que fuera la casa natal de Cervantes.
  Al observar ese lugar no podía dejar de rememorar cómo, en 1959 quedó creada la Imprenta Nacional de Cuba, que imprimió como primer texto esa joya literaria que es El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, con una tirada de 100 mil ejemplares en cuatro volúmenes a 25 centavos cada ejemplar, para que su adquisición fuera asequible a la población.
 El recuerdo de Cervantes impregna con fuerza el latido cultural de Alcalá de Henares y nos envuelve en ese halo de ensoñación.
 En la acera frente a la residencia existe un banco con las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza, sitio donde se toman fotos personas de disímiles lugares, entre ellos cubanos de paso por el lugar o residentes en la ciudad.
  Al trasponer la entrada de su casa, convertida en Museo, la mente viaja a los siglos XVI y XVII, y disfruta de la ambientación que recrea aquella época y nos hace pensar en cómo transcurría en  la planta baja la vida cotidiana de la familia en  su sala de labor, cocina, comedor, el estrado de las damas y el despacho del cirujano, profesión del padre de Cervantes.
  Un patio interior con pozo y rondana para extraer el agua, macetas con jardincillo reverdecido a pesar del crudo invierno de estos días, ofrecen a los visitantes  una estampa soñadora.
  La planta superior, destinada a salones y dormitorios, actualmente también acoge una importante colección de muebles, cerámicas, grabados y cuadros de aquellos tiempos, así como un impresionante fondo bibliográfico.
  Aposentos con camas al estilo antiguo y una pequeña cuna en la cual dormiría el insigne escritor hace que vuele la imaginación y pensemos en las nanas cantadas por su madre,  matizadas por la ternura y su mensaje literario.
  Existe igual un salón con títeres, los cuales recrean capítulos de la genial obra cervantina a  través de juegos de sombras y sonidos.
  Recorriendo la ciudad, Patrimonio de la Humanidad declarada por la UNESCO en diciembre de 1998 , visitamos mesones y restaurantes en los cuales se elabora principalmente cocina típica castellano manchega.
 No faltan en los fogones recetas que se mencionan en algunos pasajes del Quijote, como las sopas de ajo, duelos y quebrantos, migas manchegas con chorizo o huevos fritos, y una variedad de platos preparados con verduras frescas de la vega del Henares, además de los más sabrosos asados de cordero y cabrito.
  A pesar de los años transcurridos, tras los muros de los conventos de clausura de Alcalá, se siguen elaborando las tradicionales almendras garrapiñadas, las que se continúan dispensando por las monjas, a la antigua usanza, por medio de un torno.
  En abril, Alcalá de Henares celebra la Feria del Libro y las Fiestas Cervantinas, durante las cuales se entrega el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón de las letras hispánicas, ostentado por los cubanos  Alejo Carpentier (1977) Dulce María Loynaz (1992), y Guillermo Cabrera Infante (1997).
  España tiene 21 galardonados, México cinco, Argentina cuatro y Cuba y Chile tres, respectivamente.
  Quienes visitan la añejada urbe disfrutan del  conjunto urbano que se desarrolló a partir de la Edad Media, donde convivían judíos, musulmanes y cristianos en la tolerancia.
  Allí se erigió la primera ciudad universitaria planificada como tal que hubo en el mundo, motivos igualmente valorados por la UNESCO para otorgarle tal distinción.