Entre un grupo de poco más de 30 lanzadores, algunos con uniformes idénticos alegóricos a la provincia Pinar del Río, no ha sido difícil distinguirlo en medio de la actividad que provocó, recientemente, el tryout regional en el estadio de béisbol Victoria de Girón, en Matanzas.
Alto de estatura para sus cortos 13 años, con extremidades inusualmente largas y unos dedos que parecen quisieran tapar la bola como una manta, así de típico luce Yosbel Alejandro Pérez Perojo, una de las nuevas perlas del picheo cubano.
Natural del municipio Consolación del Sur, en la más occidental de las provincias del país, le cuesta hilvanar dos o tres frases seguidas ante la prensa; pero no tiene miramientos para soltar la bola a más de 78 millas por hora (mph) y lanzar el cambio de velocidad con la misma habilidad de un serpentinero de mucha más trayectoria, según certifican otros tiradores que le observan.
Todos en el bullpen ya están pendientes a Yosbel, sus movimientos y agarres tienen fascinados a unos cuantos que cuchichean piropos bien ganados a sus espaldas, sin embargo, el adolescente sigue imperturbable en el idilio con doña blanca y sus 108 costuras.
He llegado aquí muy bien, cuenta en un breve descanso con voz que denota carácter. Desde hace un mes entreno fuerte la técnica y el físico para rendir una buena presentación en el tryout y creo que lo he conseguido, ahora toca esperar por los resultados oficiales, prosigue.
Pérez Perojo inició sus andaduras en el béisbol a los 10 años en los terrenos del Combinado Deportivo 28 de Enero y poco tiempo después matriculó en la Escuela de Iniciación Deportiva (Eide) Ormani Arenado Llonch, en la cual estudia actualmente.
Todo ha transcurrido muy rápido en estos dos últimos años, un día jugaba a la pelota con los amigos del barrio y al otro me encontraba en el ómnibus que nos trasladó hacia aquí, rodeado de varios lanzadores que tuvieron responsabilidad de abridores en la última Serie Nacional, confiesa el muchacho.
Hijo de un exboxeador, que intentó siempre guiar a su pequeño hacia el mundillo de los rectos y los ganchos, Yosbel dice ser más de paz, de todo lo que se oponga a la violencia, tal y como le inculcara su madre, que hoy aplaude e impulsa su naciente carrera sobre los diamantes.
Quiero dedicarme por entero al beisbol, crecer también como ser humano, llegar a la Serie Nacional, conseguir algún contrato profesional y vestir las cuatro letras del Cuba, así resume su propósito el bisoño deportista, quien se declara amante del deporte y seguidor de sus coterráneos Frank Luis Medina y Erlys Casanova. (John Vila Acosta, ACN)