Por Maritza Padilla Valdés | Fotos: Internet
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30 Agosto 2018

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Pinar del Río, 30 ago (ACN) Un día como hoy 10 años atrás, el huracán Gustav lanzó toda su furia sobre Pinar del Río y el devastador impacto de sus vientos, dejó huellas en la memoria de sus habitantes, con experiencia en el enfrentamiento a estos desastres.

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Considerado uno de los organismos más intensos que han azotado a Cuba, sus vientos alcanzaron 340 kilómetros por hora (km/h) en la estación de Paso Real de San Diego, y de 340 km/h de forma sostenida, lo cual constituyó récord para el área del Atlántico y el Caribe.
De acuerdo con informes de la Defensa Civil en Vueltabajo, su destructor paso se convirtió en un acontecimiento que burló los razonamientos estadísticos de expertos, ya que el territorio no era atravesado de sur a norte por un huracán de gran intensidad desde el año 1946.0830-huracan-gustav-cuba-2008-2.jpg
Con categoría 4, los mayores daños los causó en los municipios pinareños más orientales y otro elemento significativo resultó la penetración del mar, que en la costa sur de los municipios Los Palacios, San Cristóbal y Candelaria, alcanzaron entre los 3 y 5 kilómetros.
A pesar del ensañamiento, gracias a las medidas preventivas adoptadas, no hubo que lamentar pérdidas de vidas humanas, sin embargo, causó perjuicios en sectores como la salud, la educación, en almacenes de alimentos, cultivos agrícolas, redes eléctricas, comunicaciones y la vivienda, entre otras muchas ramas.
Dictada la fase recuperativa, los pinareños rápido pusieron manos a la obra en un esfuerzo por minimizar las afectaciones, pero las tareas fueron interrumpidas, pues el nueve de septiembre irrumpió Ike, con categoría 1, el cual trajo consigo intensas lluvias y grandes inundaciones.
La vivienda fue duramente castigada por los embates de los dos organismos tropicales, con miles de hogares dañados y al cierre del mes de julio del actual año se reportaba la terminación de 60 mil 765 casas, mientras quedan pendientes cinco mil 602, para el 92 por ciento del total perjudicado.
Con los ojos cuajados de lágrimas, Caridad Ramos Domínguez rememora aquellos días de tristeza, pero de certidumbre, porque Fidel siempre cumplía lo que prometía y recordó aquella reflexión : “ Suerte que tenemos una Revolución!. Está garantizado que nadie permanecerá en el olvido”; y así fue, afirmó la sencilla mujer de pueblo.
En mi mente tengo aún el movimiento de traslado de elementos constructivos por aquellos días –refirió-, la solidaridad con los damnificados, las alternativas surgidas, como la edificación en zonas rurales de casas de madera de las palmas derribadas por los propios ciclones, las cuales cuentan con un baño con cubierta sólida para la protección de los moradores.
Por último dijo que hoy Gustav, solo es una remembranza, pues la provincia y especialmente la ciudad cabecera, está rejuvenecida y sus hijos en esta temporada ciclónica pronosticada activa, están bien alertas y mejor preparados para enfrentar desastres.

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