Ángel Pérez Hernández, graduado en Ciencias Sociales en la Universidad de la Habana, mantiene su espíritu de entrega y consagración por la labor que desde joven desempeñó: ser maestro voluntario en las montañas de Cumanayagua, en Cienfuegos, y en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
En la década de 1960, debido a la falta de maestros en el país, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hizo un llamado a los jóvenes para ir a enseñar hacia las serranías, y Pérez Hernández fue de los que no dudó en dar el paso al frente ante dicha tarea, según declaró a la Agencia Cubana de Noticias.
"A los 22 años de edad, yo ya había terminado la capacitación en Minas de Frío, en la Sierra Maestra, y a partir de ahí impartí clases en lugares como Managua, en la unidad de tanques cercana a Playa Girón, luego fui político de un batallón de milicias en el municipio Cumanayagua y en la fragata Antonio Maceo, de la Marina de Guerra Revolucionaria, donde logré alfabetizar a más de 45 soldados.
"La alfabetización fue un proyecto que requirió de las personas que amaban y aún amamos a la Revolución, y se trataba de llevar la cultura en primer plano, sin importar las condiciones y los contratiempos que esto trajera consigo".
Y es que fueron tiempos en que bandas contrarrevolucionarias asesinaron a maestros voluntarios como Conrado Benítez y Manuel Ascunce Domenech, y a muchos campesinos en varias provincias.
"Durante mi labor de alfabetizador -explicó Pérez Hernández- las clases eran impartidas en casas de familias o debajo de los árboles, y siempre pensaba en la necesidad de la Patria, porque lo más importante era llevar los conocimientos a cada una de esas personas".
En estos años de labor ha sido reconocido con medallas y sellos de Maestro Voluntario, fundador de los Comité de Defensa de la Revolución, por los 40 años como miembro de las FAR, y otros estímulos por su labor en apoyo a la Unión de Jóvenes Comunistas y al Ministerio del Interior, entre otras condecoraciones.
Con casi 50 años de matrimonio, Emerlinda Reyes conoció a Ángel cuando ella era maestra de corte y costura en las montañas cienfuegueras y luego del casamiento tuvieron dos hijos.
La amantísima esposa expresó que él mejor no pudo haber sido, una persona ejemplar con sus alumnos, familia y amigos. Asevero que mantiene sus convicciones revolucionarias y atesora la memoria histórica de su rica vida al conservar sellos y distinciones con un valor inigualable.
"Así se ha forjado y ha querido hacerlo igual con su descendencia, con el amor que entregaba frente a sus alumnos".
En la continuación de sus faenas en el presente año fue galardonado, además, con la distinción de Vanguardia Provincial y Nacional de los Comité de Defensa de la Revolución como líder innato de la comunidad El Guajiro, donde apoya las tareas de distribución de los alimentos y las pesquisas por la COVID-19.
Hoy, con 82 años, todavía se siente como ese joven dispuesto que subió a las montañas y continúa entregando sus conocimientos y valores a las nuevas generaciones.